Otra mirada sobre Venezuela

Fernando Astudillo Becerra

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Resulta ineludible para quien estamos en la política abordar el tema de Venezuela y de las particularidades de su proceso revolucionario. No se puede entender lo que vive Venezuela sin hacer una alusión al hecho que desde que la revolución bolivariana asume el poder, la derecha política y económica, no solo la venezolana, ha utilizado todos los medios para hacerla caer.

La política exterior norteamericana, con sus aliados europeos y latinoamericanos, y sus sanciones económicas han hecho lo imposible por ahogar la revolución bolivariana, y lo único que logra es lesionar y afectar al pueblo venezolano, particularmente a los más pobres. Venezuela está siendo castigada con 930 sanciones económicas impuestas desde hace más de 20 años. Las sanciones han causado el empobrecimiento del país y han sido responsables del dolor de miles y en alta medida de la emigración.

La contrarrevolución ha buscado, sin éxito, poner a los pobres y a las clases medias (si es que existen) en contra del chavismo, que es la base social de la revolución bolivariana y quienes siguen votando por ella, muy probablemente porque se han visto reconocidos en su dignidad y derechos. Un ejemplo de ello es el plan "misión vivienda", que entre el año 2013 al 2024 ha entregado 5.100.000 viviendas.

Se ha intentado al mismo tiempo, provocar una ruptura en las Fuerzas Armadas y de crear condiciones para un golpe militar para derrocar, primero al presidente Chávez y luego al presidente Maduro. Sin embargo la nueva oficialidad de las FF.AA. venezolanas no ha tenido la triste influencia de la Escuela de las Américas, ni ha sido permeable a las ideas del imperio, su nivel de conciencia sobre el proceso que vive Venezuela y que nació al alero de un proceso revolucionario, es entre otras cosas, lo que hace que se mantengan inquebrantables ante la defensa de la institucionalidad que se ha dado el pueblo venezolano.

Antes de que se iniciara el proceso electoral y se materializarán las elecciones del 28 de julio, los medios de comunicación y la principal oposición venezolana ya anunciaban el "fraude" si el ganador no era Edmundo González, decían que sólo reconocería los resultados si ganaban las elecciones. Vaya forma de entender la democracia: Si gano yo, todo es legítimo, si gana mi contrincante es fraude.

No se puede desconocer además el hecho de que de las 31 elecciones que han existido en la República Bolivariana en casi tres décadas, solo cuando ha ganado la oposición no ha habido denuncias de fraude, en las 28 elecciones ganadas por el Chavismo siempre ha existido denuncias de fraude, hasta hoy jamás probadas.

Por otra parte, organismos técnicos señalan que el sistema electoral venezolano ha sido considerado unánimemente como uno de los más seguros y protegidos contra el fraude. Antes de su muerte el presidente Jimmy Carter lo reconoce explícitamente en diversas declaraciones y entrevistas. Entre otras razones porque en el sistema venezolano hay cuatro etapas para identificarse: Inscripción en el censo electoral, la que se contrasta con la huella dactilar que habilita la máquina para votar, voto electrónico, extracción de la papeleta y depósito de esta en una urna. La obviedad de un fraude solo parece ser impuesta por un discurso hegemónico que lo repite y lo repite, desde antes de las propias elecciones.

El doble estándar de las derechas latinoamericanas y europeas, que teóricamente son democracias, es poco comprensible, fueron casi unánimes en reconocer como presidente legítimo de Venezuela a Juan Guaidó cuando el 23 de enero de 2019 se había autoproclamado presidente en una plaza de Caracas. Dónde quedaron las exigencias mínimas de procedimientos que avalaran dicha proclamación, no hubo ninguna.

Se acusa al presidente Maduro de ser un dictador, sin embargo se olvidan de que en Venezuela hay elecciones periódicas a nivel municipal y más de 100 municipios están gobernados por la oposición. Es un estado federado y 4 estados están gobernados por la oposición. Adicionalmente, hay elecciones periódicas del Poder Legislativo, con importante presencia de la oposición en la Asamblea Nacional. No hay que olvidar que el autoproclamado Guaidó era diputado. Los medios masivos de comunicación social están mayoritariamente en manos de la oposición, donde ejercen su libertad de expresión en contra del gobierno del presidente Maduro en forma regular y sistemática. Existen partidos políticos legales con plenas facultades para su ejercicio. Existen 5 poderes del Estado, que adicionalmente a los tradicionales -Ejecutivo, Legislativo y Judicial-, incorpora el poder Electoral y el poder Ciudadano. El que en estos poderes haya presencia del chavismo no los hace necesariamente dependientes, es una muestra más del pluralismo y de una democracia sustantiva en el hermano país.

Sería largo referirse a la importancia de la independencia de poderes, en simple, garantiza que las atribuciones, competencias y facultades otorgadas a los diversos poderes del Estado, sean ejercidas en un marco de pleno respeto y autonomía.

Hoy en materia económica las cosas parecen cambiar, se están firmando muchos acuerdos con grandes empresas estadounidenses y europeas, tanto en el sector petrolero como en otros, la economía venezolana es una de las de mayor crecimiento de América Latina, la inflación está en retirada, pero obviamente esto viene después de un empobrecimiento brutal que provocó el bloqueo económico.

En definitiva, se trata de fijar posición, en qué lugar de la vereda nos situamos, muy sinceramente les invito a no creer a las Machado, a los González, a los Milei, a los Trump, no le crea a la derecha política y económica que por centenas de años, solo se han enriquecido a costa de la explotación del trabajo humano, de la represión, de la mentira sistemática y de la muerte. No, no les crea.

El único fraude que se visualiza es el que ha intentado llevar adelante la oposición venezolana y sus aliados, primero queriendo convencernos que no es posible que un pueblo, pese a sus carencias, siga optando por un proyecto revolucionario de cambio y luego repitiendo una y otra vez ¡fraude, fraude! Basando su alegación en supuestas actas electorales que sometidas a una revisión han resultado a lo menos engañosas.