El sobrecalentamiento de nuestro planeta, producido principalmente por el uso excesivo de combustibles fósiles y la pérdida constante de áreas verdes (que almacenan el CO2), ha tenido serios efectos que han modificado todas nuestras áreas de desarrollo: el nivel del mar aumenta, lagos y ríos se van secando, menos agua disponible para nuestro consumo y faenas, animales y plantas extintos, mayor número de huracanes y tormentas y otras tragedias.
El Cambio Climático (CC) es uno de los problemas más serios que enfrenta la humanidad en su conjunto hoy, y en su futuro más próximo. Chile, país comprometido e inserto en la globalización, firmó en 1994 la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, y también el Protocolo de Kioto en 2002. Con ello nos comprometemos a dar dura batalla, pero no siempre eso se logra concretar.
Durante los últimos años el problema del CC, ha sido expuesto como una preocupación radicada en las elites, lo que no puede estar más fuera de lo que verdaderamente ocurre. Como alcaldesa de una comuna rural y popular, puedo aseverar que el CC nos afecta seriamente, pues incita el alza de los precios de los alimentos, baja la producción de los cultivos y destruye economías familiares. Combatir el CC es una fuerte contribución a la erradicación de la pobreza.
Un reciente estudio del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Pontificia Universidad Católica, expuso los principales problemas que enfrenta la ciudad de Santiago frente al CC, siendo la alta vulnerabilidad frente a inundaciones y calores extremos, en especial en nuestra población más pequeña y anciana.
La investigación determinó que los edificios bloquean la circulación del viento, los planes reguladores no contienen los canales hidráulicos correspondientes, áreas verdes muy poco densas, cemento que refleja el calor, automóviles y fábricas sin restricciones.
Necesitamos que nuestra economía vaya transitando hacia una de bajas emisiones, que irá en directo beneficio de nuestra población más pobre, pero también tendrá externalidades positivas relacionadas con nuestra salud.
A comienzos de 2015 siete municipios de Chile declararon su interés y compromiso en participar del proceso de elaboración de Planes Locales de Cambio Climático, apoyado por la Unión Europea con su programa EUROCLIMA., y conformándose la red de Municipios ante el cambio climático. Esto se traducirá en talleres participativos para funcionarios y la comunidad, así como un plan estratégico para atacar los puntos más críticos.
Los municipios podemos apoyar en cuanto a la mejor gestión de las cuencas, incentivar la sostenibilidad de las mismas, educar a nuestra población acerca de la relevancia del reciclaje, la eficiencia energética, impulsar generación energética descentralizada, planes reguladores actualizados que velen por el ecosistema, impulsar el uso de la caminata y bicicleta, vehículos compartidos, abandonar paradigmas de competencia por colaboración, solidaridad y cuidado por el medio ambiente, y muchos más.
Necesitamos que el poder ejecutivo incentive de manera mucho más general la participación de los gobiernos locales en las políticas públicas destinadas a la lucha contra el CC y que todos los alcaldes de Chile estén conscientes de la tremenda responsabilidad y desafío que tenemos por delante.
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