50 años de la Unidad Popular, nostalgia y futuro

En las innumerables actividades conmemorativas de los cincuenta años de la Unidad Popular, hubo reiteraciones varias, por ejemplo, la UP fue un proyecto colectivo que supo convocar a una creciente mayoría, Allende ganó con un  36,6 % de las preferencias.

Tres años después, a pesar de la sedición de la derecha, de los paros financiados por EEUU, de los propios errores del gobierno, entre otros factores, en las elecciones parlamentarias de 1973, la Unidad Popular logró un 44,03% de los votos. Podemos hablar de un gobierno de mayorías que, desde posiciones transformadoras, convocaba a sectores de centro y les daba un lugar en el proceso de cambio.

La UP propuso cambios culturales, políticos, sociales y económicos y masificó en  la ciudadanía lo que denominó las Cuarenta Medidas, se trataba de generar un vínculo con el pueblo, la democracia no terminaba en las urnas.   

Asumió resolver problemas culturales de salud pública sin temor ni demagogia. Convencido de que un hombre/mujer debía tener sobriedad, conciencia de clase y educación para construir una sociedad capaz de “hacer la Segunda Independencia”, propone la medida 18, que decía: “combatiremos el alcoholismo no por los medios represivos, sino por una vida mejor y erradicaremos el clandestinaje”. Mire usted, el “curao” no era solo un problema para otras/os, era un atentado a su propia existencia, a su felicidad, a su realización y había que mejorar esa condición de vida y con ello, nutrir un proyecto para todas y todos.

La medida 27 prometía rebajar “drásticamente los precios de los medicamentos, reduciendo los derechos e impuestos de internación de las materias primas”, ¿no es uno de los principales problemas que tenemos hoy?

El Alcalde de la comuna de Recoleta, avanzó en esa línea, pero no es suficiente, se requiere fijar precios, darle prioridad al paciente y no a la empresa nacional o transnacional; se necesitan políticas públicas que aseguren un precio justo y la subvención del Estado cuando no se tengan las condiciones económicas para adquirirlos.

En la actualidad, una de las grandes dificultades que tiene el sistema democrático es la institución policial y, en particular, las rebautizadas Unidades de Control del Orden Público, COP, de Carabineros, hasta hace poco,  Fuerzas Especiales.

Su actuar inicuo, prepotente, arbitrario y fuera de todo protocolo que considere los derechos humanos, no es nuevo, lamentablemente existe una trayectoria que nos horroriza.

La medida 37 del gobierno de la Unidad Popular proponía “Garantizaremos el orden en los barrios y poblaciones y la seguridad de las personas. Carabineros e Investigaciones serán destinados a cumplir una función esencialmente policial contra la delincuencia común. Eliminaremos el Grupo Móvil (actual COP) y sus miembros reforzarán la vigilancia policial”.

Dejé para el final de esta columna, la medida número 15,

“Aseguraremos medio litro de leche diaria, como ración a todos los niños de Chile”.

Es la promesa más difundida y también la más anacrónica, hoy las escuelas públicas y el consultorio logran suplir esta necesidad. Esta política pública, que de 650 mil niños y niñas beneficiados pasó a atender a 3 millones 600 mil en 1973, disminuyó el hambre y la desnutrición y fue señera para el resto de América Latina. Plantearse hoy esa medida, es improcedente, pues las necesidades nutricionales son otras, pero el sentido y la efectividad de la política pública, pocas veces ha sido tan exitosa, es una medida que debe actualizarse, que siempre tendrá como referente el medio litro de leche.

Conmemorar los 50 años de la Unidad Popular, además de ser un acto nostálgico, es un rito que permite valorar el pasado e inspirar el futuro.

La nostalgia es un recuerdo atesorado, un modo de construir un porvenir colectivo, es expresar respeto a las y los luchadoras/es sociales que nos enseñaron que la vida también es una causa,  es darle vigencia al proyecto de la izquierda chilena, es la constatación de que Chile sin allendismo seguirá siendo una fértil provincia y señalada”, como lo describió Alonso de Ercilla el autor de La Araucana, y no un país independiente y soberano como lo enunció la Unidad Popular.

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