Después de mucho andar, hemos llegado al amanecer de un día histórico. Chile celebra un plebiscito destinado a poner fin a la Constitución de 1980 - heredada de la dictadura - y abrir camino a una nueva, elaborada totalmente en democracia y por sus ciudadanas y ciudadanos.
No ha sido fácil. Este texto fue redactado durante el régimen militar y tuvo por objeto imponerle al país un modelo económico y social neoliberal extremo, con predominio del mercado y la competencia y en que se abandonó la responsabilidad del Estado de proveer diversos derechos sociales.
Por décadas, las fuerzas políticas de centroizquierda buscamos reemplazarla, pero nuestros intentos sólo tuvieron éxitos parciales. La frecuente negativa de la derecha sólo hizo posible algunas modificaciones, que si bien le dieron caracteres democráticos básicos al texto, no lograron eliminar completamente su núcleo fundacional.
Ello sólo ha podido tener lugar tras masivas movilizaciones, que comenzaron el 18 de octubre de 2019, que iniciaron como una protesta juvenil por el alza en el transporte público en Santiago, pero que derivaron en una revuelta que tuvo como eje el anhelo de enfrentar la desigualdad social y avanzar en dignidad y justicia.
Tras semanas de desórdenes y una aguda crisis social, un amplio arco de fuerzas políticas convergieron, el 15 de noviembre pasado, en un camino de salida institucional, que posibilitó la realización de un plebiscito para que fuera la ciudadanía la que se pronunciara.
La historia dirá que ello se realizó, además, en medio de una pandemia que afecta a la humanidad y que nos ha golpeado duramente, en lo sanitario y en lo económico, pero que no ha sido obstáculo para que millones de chilenas y chilenos concurran a las urnas.
Es muy importante votar. Debe quedar claro el respaldo a este proceso que se inicia. Se trata de sentar las bases de un nuevo Chile, en que todos nos sintamos parte, un nuevo pacto social e institucional que nos guie por las próximas décadas y que nos permita seguir avanzando, pero esta vez en forma más inclusiva, con nuestras mujeres, con las regiones, con los pueblos originarios, con todas y todos.
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