205 fue el resultado de la última modificación al número de parlamentarios: 155, los actuales diputados y 50 senadores, a contar de la próxima elección.
Un número excesivo y que no se justifica para un espacio como el Parlamento, cuya finalidad es alcanzar acuerdos y tomar decisiones de manera ágil, respecto a las normativas que nos regulan día a día.
Como país atravesamos una situación excepcional, pero nuestra democracia debe estar preparada para afrontar amenazas exógenas y situaciones extremas, como la Pandemia del Covid-19, que golpea con dureza no sólo en materia de salud, sino también en el bolsillo de los chilenos.
Ese dinamismo necesario en momentos complejos, hoy no se da, lo que es lamentable, sobre todo para los más postergados, quienes ven con resignación como iniciativas que buscan ir en su rescate tardan más de la cuenta, no llegan, o en algunos casos, lo hacen cuando ya es demasiado tarde.
En base al diseño actual, impulsado durante el mandato anterior, hay parlamentarios actualmente en ejercicio, electos con menos de un 3% de las preferencias, incluso algunos llegando apenas a un 1%, lo que debe ser corregido con urgencia.
La solución al problema de la sobre representación, de ninguna forma implica un retorno al sistema binominal, sino que el avance hacia una reducción del número de parlamentarios, garantizando que lleguen al Congreso, quienes obtengan al menos un 3% de las preferencias en sus distritos o circunscripciones.
Creo profundamente en la democracia, en la representación responsable de la ciudadanía y en la apertura de espacios para la diversidad de opiniones, en donde converjan miradas que convivan en un diálogo franco que permita arribar a soluciones que transformen la vida de los chilenos. Ese lugar, el Congreso, debe ser al mismo tiempo ágil, dinámico y representativo.
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