El verdadero sentido de la Junta Nacional DC

Jorge Pizarro

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La tentación de varios es instalar que tras esta nueva Junta Nacional de la Democracia Cristiana, prácticamente saldremos con la elección presidencial ganada. Que basta proclamar a nuestra presidenta del PDC, Carolina Goic y partir rumbo a la primera vuelta.

Y como dice el refrán, no por madrugar amanece más temprano, aún hay mucho camino que recorrer, muchas tareas que cumplir y demasiado trabajo que hacer para siquiera pensar que podremos seducir de nuevo al electorado nacional sin antes hacerse cargo de dos asuntos esenciales.

Primero, despejar cuál es nuestro aporte al país, a través de una propuesta programática, cuáles son nuestras recetas para resolver las urgencias sociales que a nivel país aún nos apremian y, si vamos a respaldar el curso de las reformas que hasta ahora se han implementado.

Lo segundo, debemos resolver cuál será nuestro domicilio político. ¿Vamos a seguir en una coalición de centro izquierda, a emprender el camino propio o,  acaso sucumbir a la apuesta por aliados de derecha?

Son dos temas de fondo, que definen el futuro de la DC en las próximas décadas, que van a determinar la trascendencia y el legado que nuestro partido ha entregado a Chile desde su fundación. Un paso en falso y esto perfectamente puede terminar en el declive de las ideas democratacristianas.

Puesto así, la candidatura es un asunto casi incidental, pues si nuestro partido tiene una propuesta programática robusta, una sólida política de alianzas y el proyecto político en el que vamos a trabajar, la candidatura no sólo saldrá de manera natural, sino que además tendrá un discurso certero, transparente y claro frente a la ciudadanía. Como siempre, se trata de no poner los bueyes delante de la carreta.

Acá la disyuntiva no es si vamos o no a primera vuelta. Suena bonito, suena aguerrido, suena provocador, pero ¿vamos solos a primera vuelta, sin acuerdo parlamentario, sin acuerdo programático, sin coalición, sin alianzas, así, sin nada?

Nuestra obligación es resolver qué opina el PDC frente a lo que resta de la Reforma Educacional y la gratuidad, qué hay que hacer para corregir el sistema de AFP que tiene la ciudadanía muy molesta, o qué se puede hacer para reactivar la economía y el crecimiento.

¿Tenemos opinión frente a cómo mejorar el sistema de salud que ha mostrado una de sus peores caras por estos días, o la corrupción a todo nivel, o la colusión de los mercados?

Es preocupante que ante la evidente fatiga anímica del partido, unos vean la oportunidad para arrastrarnos a una aventura individualista, pero la identidad no se consigue sin votos, sin representación parlamentaria, sin capacidad de influir y liderar. Si hay algo que nuestro partido puede aportar a Chile es su capacidad de garantizar estabilidad política, social y económica, porque somos la bisagra política natural entre el mundo progresista de la izquierda y el mundo progresista del centro.

Ahí está nuestro valor agregado, eso que ningún otro partido tiene, es una característica nuestra que nos hace únicos no sólo en Chile sino que en el mundo.

Esas decisiones las debe tomar el partido, con una configuración directiva que le reste presión a quien asuma la candidatura, de modo que las decisiones sean colectivas, integradoras y consensuadas entre todas las sensibilidades internas. La resolución acerca de cómo vamos a participar del proceso programático y de selección del candidato o candidata presidencial del que será el bloque político que enfrente a la derecha, no es una decisión que debamos imponérsela a Carolina Goic, nuestra carta presidencial. Sería injusto e inapropiado.

Lo central es que esta Junta se transforme en una herramienta de unión, de convocatoria a las fuerzas progresistas del centro que han confiando en la DC y que están a la espera de ideas nuevas, atrevidas y seductoras para Chile.

El aislacionismo no es una actitud que haya estado en el centro de nuestra gestión y convivencia política. No es momento de traicionar lo que hemos sido durante décadas: un partido que ha generado unión y puntos de encuentro entre los chilenos.