El Presidente de la República se refirió hace unos días acerca de la actividad legislativa. Señaló que existe una proliferación de proyectos, a su criterio, inadmisibles. Aprovechó además de llamar al orden al Congreso, llamándonos a optimizar el tiempo y a no perderlo discutiendo proyectos sin destino; ejemplificó esta “proliferación” refiriéndose al proyecto que busca extender el pos natal y que lo hace coincidir con el Estado de Excepción constitucional que se encuentra vigente; algo de sentido común, bien intencionado y además necesario; sin embargo, para el presidente es simplemente inadmisible.
En este caso, el énfasis estuvo sólo en el origen del proyecto y no en la necesidad o pertinencia de su aprobación; de ser así incluso pudo hacerse parte del debate mediante su patrocinio, nada de eso. En mi opinión, su ortodoxia constitucional sólo nos reitera su limitada concepción de la democracia.
Sin embargo, cabe mencionar que este es un proyecto que ya fue aprobado por la Cámara de Diputados y que se encuentra en el Senado, donde fue declarado inadmisible, gatillando mecanismos institucionales para subsanar esta discrepancia y debo decir, que en ella el Presidente no tiene injerencia.
En efecto, la Ley Orgánica del Congreso establece la forma de proceder cuando la Cámara revisora declara inadmisible un proyecto que ya ha sido aprobado por la cámara de origen; en este caso, la Cámara de Diputados.
Es por esta razón que se conformó una comisión mixta entre senadores y diputados, instancia donde, por amplia mayoría, se terminó ratificando su admisibilidad, lo que no hace más que confirmar que es una medida acertada y que cuenta con apoyo transversal.
El caso del pos natal es un ejemplo de las prioridades del Presidente Piñera, pues, por un lado, es una medida que tiene efectos reales y que está direccionada en la línea que promueve el Gobierno y permite un efectivo “quédate en casa” no es apoyada por el Ejecutivo y por otro, no ha vacilado en endeudar al Estado de Chile e inyectar así miles de millones de dólares a las empresas, buscando dinamismo económico, independiente a si tendrá éxito o no.
Considero que en vez de querer cerrar el debate, el Presidente debió hacer los esfuerzos necesarios y patrocinar este proyecto, pues, en el contexto de dificultad en que se encuentran gran parte de los chilenos y chilenas, es mucho más relevante el contenido del proyecto que quien lo haya propuesto.
El Presidente Piñera además de no tomar en consideración las demandas ciudadanas aprovechó de presionar al Congreso, incluyendo a parlamentarios de su propia coalición; y por si esto fuera poco quiso exceder sus competencias y limitar el rol del Congreso, proponiendo la creación de una comisión de expertos en materia de admisibilidad, el que obviamente representaría sus intereses.
Esto sin duda, no es para nada una buena señal y más bien nos devela un presidente que actúa al borde del autoritarismo, pues, la única función de aquella comisión de expertos era censurar proyectos de ley al considerarlos inadmisibles. Esto no sólo fue rechazado por la oposición, sino incluso por los mismos expertos que fueron convocados.
Hoy nos encontramos en momentos de Excepción y por lo mismo es que necesitamos medidas excepcionales. No sólo se requiere que se conculque el derecho a circulación o de reunión, se requiere que la institucionalidad existente esté al servicio de la ciudadanía y no que sea un obstáculo.
Por lo tanto, el Presidente debiera considerar este momento de Excepción constitucional para ampliar los alcances de la democracia y acoger las demandas ciudadanas; de otra forma tendrían plena justificación las críticas hacia la democracia en Latinoamérica, entre las que se cuentan las del economista y ex senador uruguayo Alberto Couriel, que señaló que en nuestro continente sólo contamos con una democracia formal y minimalista.
Al respecto, mi posición es que la democracia siempre es perfectible y que el Estado democrático, de igual forma como lo escribió nuestro ex diputado y compañero Juan Bustos, se encuentra en un constante proceso de apertura.
Hoy este principio debe interpelar al Presidente de la República de modo que apoye y respalde las medidas que buscan superar estos momentos excepcionales y de que sea el mérito de los proyectos y no su autoría, lo que sea objeto de análisis.
Tengo plena convicción de que al igual que en comisión mixta, el proyecto que extiende el pos natal se aprobará en cada instancia reglamentaria, por lo que nuevamente el Presidente tendrá la palabra.
Él podrá hacer uso de su atribución de veto; podrá recurrir al Tribunal Constitucional o podrá asumir que este es un buen proyecto, que es necesario y que soluciona un problema real, concreto y que es un significativo aporte en la lucha contra el Covid-19.
Ojalá que, como señaló Juan Bustos, sea la apertura la que se imponga y no una visión mínima, restringida y funcional de la democracia.
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