Estatuto Laboral Joven, el ministro Monckeberg miente

Duro titular para referirse a una autoridad. Así será el comentario inmediato de quienes consideran que en política sólo existen interpretaciones, o se deben ocupar términos más sofisticados - como “posverdad”- para referirnos a la utilización sistemática de la mentira para modelar a la opinión pública. La cuestión es ocupar el término “mentira” con responsabilidad, y con la responsabilidad de ocuparlo cuando la situación merece, como es en el caso que a continuación comento.

Durante las últimas semanas el ministro del Trabajo y Previsión Social, Nicolás Monckeberg, ha desplegado una verdadera gira por medios de comunicación señalando que el proyecto de Estatuto Laboral para Jóvenes Estudiantes no retrocede ningún derecho consagrado por la actual legislación, esto acompañado por el uso intensivo de redes sociales institucionales buscando “desmentir” una verdad que asoma por su tamaño: el proyecto busca estimular el empleo formal de estudiantes abaratando nuestra mano de obra, mediante el arrebato de derechos, y a costa del reemplazo masivo de la mano de obra más antigua.

A no ser que el señor Ministro no considere o reconozca como derechos laborales el pago de vacaciones, de la “semana corrida” en caso de domingos y festivos, el pago obligatorio de cotizaciones en Salud por parte del empleador, el poder optar a horas extra, de contar en toda circunstancia con el pago de indemnizaciones por años de servicio, de pre natal, post natal y licencias médicas, entonces estamos ante una autoridad que miente en un debate que configurará cerca de la cuarta parte de la vida laboral - de los 18 a los 29 años - de millones de personas, retrocediendo en más de 100 años nuestra legislación laboral para este segmento.

Para evitar que estas impopulares medidas impidieran el propósito de legislar, en una primera etapa la estrategia del gobierno no podía ser sino acelerar al máximo la tramitación parlamentaria del proyecto, cuestión por la cual dispusieron de sus facultades para imponer urgencia en Comisiones de Trabajo y Hacienda de la Cámara de Diputados, y luego la suma urgencia en el debate en sala, despachando en 3 días un proyecto de ley que la gran mayoría de las y los parlamentarios no conocieron sino superficialmente, y frente al cual tanto la CUT como la CONFECh no tuvieron el espacio de intervención que les corresponde.

Es cierto, durante todo este primer trámite legislativo algunos Diputados y Diputadas buscaron modificar el proyecto de ley mediante indicaciones, las cuales lograron aminorar algunos aspectos de la iniciativa, esto al costo de convencer de votar a favor a un grupo de la oposición que creyó haber superado con ello todo retroceso en nuestros derechos, lo cual afloró como falso.  

En la actualidad el proyecto reconoce indemnización por años de servicio, pero sólo en condiciones particulares en donde el trabajador o trabajadora, luego de cumplir 29 años o terminar estudios, califique con contrato indefinido.

Se pagará pre, pos natal y licencias médicas, sólo para aquellos jóvenes trabajadores y trabajadoras a quienes el empleador financie sus cotizaciones en salud, y que por tanto no sean “carga” de sus padres. Hecha la ley, hecha la trampa, lo que en una relación asimétrica entre empleador y empleado terminará siendo la regla más que la excepción.

La verdad es que, si lo que se pretende es mejorar los índices de formalidad en el trabajo de jóvenes, bastaría con modificar aspectos del código del trabajo que permitan articular mejor los tiempos laborales y de estudio, esto sin restar derechos, exigiendo a empleadores un trato igualitario al resto de la fuerza de trabajo, y no contemplando los ingresos de estudiantes en la asignación de beneficios estudiantiles.

Así mismo, invertir en capacitación de jóvenes y fiscalizar y sancionar a empleadores que busquen abaratar sus costos mediante la informalidad de trabajadores y trabajadoras.

Hoy la estrategia del ministro cambia, ya que nuestro país se alertó que en el Senado ingresó al debate un proyecto que busca disminuir derechos laborales de la juventud para hacerla más atractiva a la contratación por parte del empresariado.

Ahora, para el ministro Nicolás Monckeberg, el esfuerzo principal para abrirse paso en el Senado es realizar esfuerzos significativos por la desinformación, la posverdad, o más bien por lo que nunca debió dejar de llamarse mentira.

Nos pretende empujar a elegir entre el empleo o nuestros derechos, y ahora entre un salario mínimo justo o el trabajo. Nos amenaza cual vocero del empresariado. Esa es la verdad.

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