Organicemos Dignidad, solidaridad en tiempos de crisis

Estamos frente a la debacle más importante del capitalismo en los últimos casi 100 años. Su magnitud sólo es comparable con la gran recesión de 1929 y sus crudas consecuencias humanas en el país se prolongarán por un tiempo aún indeterminado; cesantía, baja en salarios y pensiones, alzas y abusos de todo tipo empujarán a cientos de miles y quizás millones de personas a la pobreza y el hambre.

Mientras esta crisis causa estragos en el país, el gobierno optó por mantener su receta y aumentar la dosis neoliberal, entregando fondos a la banca para cubrir los costos operacionales de los créditos con los cuales se enriquecerán aún más, llamando a retomar los trabajos en medio de una pandemia desatada y permitiendo que las grandes empresas se acojan a suspender la relación laboral y pago de salario a las y los trabajadores, a quienes además se obliga a obtener solo una parte de sus ingresos a partir de los fondos de cesantía que les pertenecen.

Es esta misma formula a la cual se acogió CENCOSUD para suspender laboralmente a miles de personas para luego repartir $115.000 millones de utilidades entre sus dueños.

El actual orden es insostenible y el carácter de salida de esta crisis está en plena disputa; o avanzamos en relaciones sociales y económicas más justas que pronto se expresen en una nueva Constitución, o el modelo se adaptará y profundizará en su lógica de desigualdad.

Lo que separa a un escenario del otro depende del éxito o fracaso de la agenda neoliberal del gobierno que de momento cuenta con una mayoría parlamentaria relativa, y que de no mediar la irrupción organizada y movilizada del pueblo no tendrá mayores resistencias.

Si bien para enfrentar estas circunstancias el movimiento popular vive un importante reflujo producto de las graves condiciones sanitarias del país, poco a poco se pronuncian síntomas de rearticulación del tejido social ganado con el estallido social. 

“Solo el pueblo ayuda al pueblo” es una consigna que ha cobrado gran sentido para miles que ya se organizan en ollas comunes, compras colectivas y donaciones para hacer frente a esta crisis.

La experiencia histórica de organización frente a momentos tan angustiantes resurge poco a poco como respuesta a la adversidad y se abre paso a pesar de una pandemia que exige un aislamiento físico que algunos intencionalmente confunden con “aislamiento social”.

En esta dirección, desde la expresión juvenil del comando “Apruebo Chile Digno” hemos levantado la plataforma solidaria “Organicemos Dignidad”, la cual en sus medios digitales cuenta con insumos y documentos orientadores para multiplicar iniciativas colectivas de abastecimiento popular en barrios y poblaciones. 

Nada más lejos del asistencialismo vertical que pretende crear la ilusión de que los problemas colectivos se resuelven individuamente. No pretendemos ni está en nuestro alcance, por tanto, por esta vía sustituir la responsabilidad que tiene el Estado y el gobierno de contener y entregar salidas justas a esta crisis, sino que por el contrario, aportar a la organización territorial y capacidad de lucha de nuestro pueblo que ya ha hecho una importante experiencia al calor del levantamiento del cual es protagonista. 

A nuestro entender no es momento de abandonar ni postergar la lucha por la nueva Constitución, sino que de asumir estas nuevas y más críticas condiciones en las que nos desenvolvemos para ajustar nuestro trabajo y desplegarnos solidariamente de cara al objetivo más importante que encierra una nueva Carta Magna, garantizar una vida digna para todos y todas.

Desde Facebook:

Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado