La herida sigue abierta

Un día como hoy, 16 de enero, pero del año 1911 nacía Eduardo Frei Montalva, quizás el político más importante en el Chile del Siglo XX. Fundador de la Falange, la que posteriormente se convertiría en la actual Democracia Cristiana, lideró el gobierno más revolucionario y transformador que tuviera Chile en su historia.

Cambios profundos en el campo, educación, el ámbito productivo, entre otros, marcaron una administración que miró a la cara a los chilenos más carenciados, el campesinado, los mineros y los trabajadores de la incipiente industria nacional. Su programa de transformaciones no solo le dio un desarrollo económico a Chile, sino que le devolvió la dignidad a los que por muchos años habían estado marginados de la vida del país.

Sin embargo, este proceso de avances se vio cortado por la extrema polarización que se vivió a inicios de la década de los 70, la que llevó a un insostenible quiebre en la sociedad chilena y desembocó en el condenable Golpe de Estado del 11 de septiembre del año 1973.

Como jóvenes, podemos cuestionar el rol del presidente Frei Montalva en el desarrollo de estos lamentables hechos, sin embargo, lo que no podemos discutir, es que siempre defendió la democracia y la convivencia fraterna de chilenos y chilenas. Su defensa por los derechos humanos y su rol opositor a la dictadura militar, lo llevaron a convertirse en la cara visible de los movimientos democráticos que pidieron una rápida salida de las Fuerzas Armadas del poder y que se detuvieran las violaciones a los derechos más fundamentales de nuestros compatriotas.

Acá, podemos ver al Frei más frontal y jugado por los valores democráticos, tal como él mismo lo señalaría en su discurso del “Caupolicanazo”, al rechazar la validez del espurio plebiscito de 1980 mediante el cual Pinochet intentaba legitimarse y aprobar una Constitución hecha entre cuatro paredes e impuesta por la fuerza de las armas, señalando que “Chile no se construyó en la opresión ni en los caudillismos. La espina dorsal de lo que fuimos ha sido la libertad, el Estado de Derecho, la democracia, que funcionaron hasta durante las guerras.”

También en esa misma oportunidad pondría de manifiesto las atrocidades del régimen al decir que “han pasado siete años durante los cuales se ha pretendido erradicar toda oposición y toda amenaza al ‘orden’. Curiosamente, ellas han recrudecido y hoy son aún más conminatorias.”

Sus actuaciones contra la dictadura causaron que las Fuerzas Armadas y de Orden lo sindicaran como su mayor enemigo. En diciembre del año 1981, Frei Montalva se sometería a una simple operación de hernia, la que sin explicación atrajo un empeoramiento de su condición de salud y su posterior fallecimiento el 22 de enero del año 1982.

El parte médico oficial diría que su muerte se debió a una peritonitis aguda, la que resultó finalmente en una septicemia. Sin embargo, esta versión fue cuestionada desde un principio por sus familiares y cercanos, las sospechosas y extrañas causas de su muerte llevaron a una investigación y a múltiples recursos judiciales, los que en el 2006 llevaron a una exhumación de su cuerpo, gestión judicial en la que se demostró que en su cuerpo habían rastros de mostaza sulfúrica y talio, mismo método que usaba para eliminar a opositores al régimen el químico Eugenio Berríos, quien sería asesinado de dos balazos en la cabeza cuando se iniciaban las investigaciones por la muerte de Frei Montalva.

A  25 años del regreso de la democracia y a 33 años de la muerte de Frei Montalva, la herida sigue abierta. Los demócratacristianos exigimos de los tribunales sentencias condenatorias y un esclarecimiento total de las circunstancias en las cuales falleció Eduardo Frei Montalva, primer ex Presidente de Chile asesinado en nuestro país, hecho realizado por ex agentes de la dictadura por defender con fuerza los valores democráticos y los derechos humanos de los chilenos y chilenas.

La justicia cuando tarda, no es justicia, y la nuestra ya ha tardado demasiado.

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