Que los árboles nos dejen ver el bosque

Como militantes de la DC, estamos aplastados a pocas horas del desastre electoral.

Bien por la actitud de Carolina Goic, que asumió su responsabilidad política y renunció a la Presidencia del Partido y que también habló de “otros que no tenían esa misma actitud”.

Se habrá referido a quienes, libremente como “opinólogos” en diferentes medios de comunicación y con mucha acogida en los medios escritos de la derecha, gastaron garganta y computador durante ya al menos dos años para justificar que la DC debía llevar candidatura propia y llegar hasta la primera vuelta. Es decir, mucho antes que los socialistas contribuyeran, desde otra vía, a este propósito bajando a Ricardo Lagos. ¡Y llegamos y en qué condiciones!

Ya hace algunos años escribía en estas columnas de opinión. “Por razones como éstas, además del compromiso programático que compartimos, quienes nos hemos formado en las fuentes del humanismo cristiano no podemos tener dudas. Nos corresponde por inspiración, más allá de las dudas e inconsecuencia de algunos dirigentes, ser parte activa del proyecto de Doña Michelle para construir una sociedad más equitativa, más inclusiva, más democrática, más justa y buena para todos los chilenos.”

Me parece que aquí está, perdonando la auto-referencia, la causa de nuestro desastre y pérdida de influencia en la sociedad chilena.

Triunfaron los que permanentemente plantearon dudas y buscaron abandonar una coalición en la que no creían o de la que decían “no haber leído su programa”, y no fuimos capaces, quienes pensamos justamente lo contrario, de ser conductores, inspiradores y líderes del cambio necesario.

Mirando los árboles, porque estamos obligados, celebremos la decisión del Consejo Nacional y trabajemos, sin condiciones, lealmente para asegurar el triunfo de Alejandro Guillier. Por supuesto, que esa decisión obliga a todos los militantes y no deja lugar a actitudes personales que traicionen el compromiso acordado institucionalmente.

Pero, echemos también una mirada al bosque y veremos un verdadero terremoto en el sistema político nacional que es la aparición y la instalación en el Parlamento del Frente Amplio. Bienvenido este cambio necesario.

Si la DC pretende resistir la debacle y resurgir hará bien en adaptarse a los cambios de sociedad que nos ha traído este siglo XXI, a la necesidad de volver a un desarrollo comunitario e inclusivo que acoja y satisfaga las necesidades de todos y no sólo de unos pocos, a tomar en cuenta, porque para eso nació, la necesidad de poner freno y alterar radicalmente el modelo de desarrollo neoliberal, individualista, elitista y consumista.

Más aún a colaborar para perfeccionar nuestra democracia y generar nuevo modos de participación ciudadana. A construir una nueva Constitución.

Ojalá que más allá de las disputas internas y de las pasadas de cuenta de grupos, el viento  del humanismo cristiano permita atravesar los árboles para ver el bosque y ser parte de su desarrollo.

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