Turismo laboral de mentira

Sebastián Torrealba

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No existe nada peor que dar expectativas falsas. En medio de los embates de una crisis económica que golpea a Chile con dureza, con cifras de desempleo de dos dígitos que alcanzan a 4 millones de personas según cifras del INE, no podemos entregar a quienes vienen al país una categoría de etiqueta como el denominado “turismo laboral”, que contradice directamente los principios de una inmigración segura, ordenada y regulada.

¿Qué pasará en la práctica? No habrá forma de limitar las entradas de inmigrantes y todos podrán venir a “turistear trabajos” a ver si la suerte les permite conseguirlos. ¿Qué pasará si no lo hacen? Ahí está el problema, que a la luz de la difícil situación económica que atravesamos es muy posible que fracasen. El resultado es que abundará la desocupación y la pobreza.

Por eso es de total urgencia que la oposición de pie atrás a esta indicación que promueve esta nueva categoría que sólo entrega falsas promesas y no permite un adecuado control de los flujos migratorios.

Demuestra además la profunda desconexión de sus promotores sobre lo que en verdad sucede con el inmigrante, quien deja su país por hambre emprendiendo un viaje que implica dejar a sus familiares más cercanos y compromente recursos de toda una vida.

Ellos no vienen a una “feria laboral” a la que pueden entrar y salir cuando quieran. Su camino la mayoría de las veces es sin retorno.

Por eso solucionar los errores de la actual legislación es una tarea que debemos avanzar con rapidez para evitar a repetir la situación vivida el 2017 bajo la anterior administración, cuando oleadas de haitianos llegaron a nuestro país.

Muchos no encontraron lo que buscaban creciendo así el descontento y la desocupación.

Pero esta labor no la podemos hacer a costa de falacias que además pondrán en riesgo los derechos de los inmigrantes e incluso de los propios chilenos.