Cimientos cristianos

Variados han sido los reportajes y comentarios en diversos medios en relación a las bandas de crimen organizado. Llama la atención en algunos de ellos el tenor oscuro y desesperanzador. ¿Es que fuimos ya dominados y colonizados por la narcocultura terrorista con todo el horror que conlleva?

Chile, desde sus albores, se construyó sobre cimientos cristianos. Ellos nos han fortalecido para poder hacer frente, con decisión y sacrificio, a las adversidades y sobre todo a las culturas que contradicen nuestra esencia más profunda. Estamos ante una coyuntura en la que o nos gana lo que no queremos, o lo derrotamos.

Heridas y dolores hondos, maltratos y abusos, indiferencia y desidia social dejan a la persona inhibida e incapaz de tomar decisiones libres y sanas; y entonces la droga, el alcohol, las acciones temerarias, el deseo de pertenencia los hacen presa fácil para los intereses criminales de las bandas.

Nuestra experiencia dice ampliamente que la acogida, el acompañamiento y la búsqueda del sentido de la vida con su respectiva proyección generan notables cambios.

Este debiera ser, de una vez por todas, el más trascendente acuerdo nacional del que todos, desde sus ocupaciones y actividad, nos hagamos parte.

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