Luego de la irrupción del Covid-19 hemos podido observar un deterioro en la salud mental de la población, problema que -dependiendo de variables tales como edad, sexo y nivel socioeconómico- afecta de manera diferente a los chilenos. Grupos más desaventajados tales como aquellos con una baja posición social y con pre-existencia de problemas de salud mental se han visto mayormente afectados y con mayor probabilidad de perder empleos y acceder a prestaciones de salud que garanticen la continuidad de sus tratamientos.
¿Existe un grupo más afectado? La evidencia de diversos estudios científicos demuestra que en comparación con el periodo pre-pandemia, la salud mental de las personas ha empeorado, siendo las mujeres quienes se han visto mayormente afectadas en comparación con el resto de la población.
¿Cómo se puede explicar este fenómeno? Se estima que el deterioro en salud mental de las mujeres se ha duplicado en comparación a la salud mental de los hombres, diferencia que tiene varias razones detrás. Se ha observado que son las mujeres quienes han tenido mayor probabilidad de perder puestos de trabajo, lo cual tiene un consecuente impacto económico y aumento del estrés financiero. Por otra parte, las mujeres han visto mayormente sobrecargado su rol, debiendo sumar responsabilidades del teletrabajo a la rutina diaria y dedicar más tiempo que los hombres al cuidado, crianza y acompañamiento educativo de sus hijos. Es sabido, además, que las mujeres demuestran más preocupación por su propia salud mental y bienestar psicológico familiar, y son más proclives a ser afectadas por la ansiedad que los hombres.
Sumado a lo anterior, las mujeres son quienes reportan mayor malestar psicológico, pues este grupo mantenía un mayor número de contactos e interacciones sociales pre-pandemia, lo que producto de las cuarentenas prolongadas que tuvimos dio paso al aislamiento social y percepción de soledad.
Diversos estudios han documentado que durante la pandemia las mujeres, en comparación con los hombres, son quienes con mayor frecuencia han reportado sentirse solas, lo cual indudablemente impacta negativamente en su salud mental. A diferencia de los hombres, las mujeres tienden a afrontar situaciones estresantes buscando apoyo social, el cual es provisto y recibido por medio de intercambios e interacciones con otros. Ciertamente, al haber estado limitados estos contactos, las mujeres perdieron posibilidades de recibir ese tipo de soporte, lo que puede explicar las diferencias de impacto en salud mental entre hombres y mujeres durante la pandemia.
¿Y ahora qué? Es importante mantener la claridad. Previo a la pandemia, se observaban diferencias entre hombres y mujeres, por ejemplo, en la prevalencia de depresión: 2.1% para hombres y 10.1% para mujeres, de acuerdo a datos reportados en la última Encuesta Nacional de Salud del año 2017.
Lo anterior es muy relevante, pues da cuenta que las diferencias de sexo en salud mental reflejan no sólo el efecto de la pandemia, sino que también el impacto de variables estructurales, como acceso a prestaciones de especialistas de salud mental en salud pública, y culturales como las creencias y estigma asociado a las personas que buscan ayuda psicológica, todo lo cual, ciertamente, puede dar cuenta de por qué la salud mental de los chilenos es desigual entre hombres y mujeres.
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