Hace unos días se realizó en Espacio Riesco la Expo Inclusión, con la finalidad de promover el bienestar de personas con discapacidad, tercera edad y en vías de integración. Una jornada que nos permitió reflexionar sobre los avances que nuestro país ha dado en materia de integración, con normativas como la Ley 21.015 de Inclusión Laboral; pero que también, nos recordó que estamos al debe con algunos sectores, entre ellos las personas rehabilitadas tras un consumo problemático de alcohol y otras drogas.
Lamentablemente, nuestra sociedad las invisibiliza, manteniéndolas en un escenario de exclusión en el que han estado inmersas, la mayoría de las veces desde su nacimiento. Un escenario en el que la estigmatización marca la vida de quienes sueñan con oportunidades que les permitan reconstruir sus vidas. Errada e injustamente se etiqueta en forma negativa a quien tiene o ha tenido un trastorno adictivo, cerrándoles las puertas y colocando barreras a sus esperanzas.
Conocemos muy de cerca esta realidad, porque desde hace una década acompañamos a hombres rehabilitados que voluntariamente han decidido hacer un cambio en sus vidas.
Pero ese camino no es fácil porque las empresas, en general, no han logrado comprender que al contratarlos o brindarles una oportunidad no están haciendo un acto de caridad, sino que están invirtiendo en un recurso humano que retribuirá con logros y compromiso esta oportunidad real de inclusión. Tendrán en su planta a un trabajador agradecido porque se le ha brindado la posibilidad de un cambio social no sólo para él, sino también para su familia y próximas generaciones.
Una lástima por las empresas que no abren sus barreras y otorgan la oportunidad que estas personas merecen.
No imaginan lo que es contar con un trabajador que cada día regresa a un hogar donde tiene un equipo terapéutico que está guiándolo permanentemente en su proceso de integración laboral, viendo los aspectos que debe mejorar, siendo una guía permanente para desarrollar autoestima y confianza.
No vislumbran la potencia de un trabajador que cuente con apoyo para construir cada día su compromiso con la empresa, no faltar y jugársela por ese trabajo. Este tipo de apoyo es el que precisamente entrega nuestra institución día a día.
Estamos insertos en una sociedad que avanza vertiginosamente enfocada en éxitos y logros personales. Una carrera en la que no estamos dando cabida a quienes se quedaron atrás porque les tocó nacer en un entorno distinto, en un contexto de mayor vulnerabilidad o no contaron con lazos que les ayudarán a vencer sus miedos, patrones errados y adicciones.
Frente a esa realidad no podemos permanecer indiferentes, optando simplemente por continuar con nuestra veloz travesía, sin mirar atrás para apoyar a quienes tuvieron que hacer un alto y hoy necesitan una mano que se ofrezca confiada para que puedan continuar el camino en post de sus sueños y la vida que merecen.
Por ello, y como un aporte a la construcción de soluciones efectivas en procesos de inclusión como los ya mencionados, estamos impulsando un debate en torno a la innovación social, con el objetivo de que más organizaciones, empresas y personas se comprometan generando ideas y acciones que permitan acompañar a quienes necesitan oportunidades que en el pasado no tuvieron y que, además, hoy siguen enfrentando barreras para su integración.
Estamos convocando a distintas empresas y actores sociales para constituir la “Sociedad del Mañana”, especialmente enfocada en el acompañamiento de “los invisibles”.
Nuestra meta es visibilizar a quienes hemos denominado “los no invitados” o “invisibles” a través de un trabajo cohesionado que requiere constancia, compromiso y muchas voces que desde sus distintos ámbitos nos permitan tejer esperanzas para estas personas que hoy siguen experimentando el abandono de la sociedad, a pesar de sus esfuerzos por levantarse y comenzar nuevos caminos.
Por eso, invitamos a las empresas, a las personas, a ti que estás leyendo esta columna, a sumarte a esta tarea, a trabajar unidos para construir un mundo más amable y con mayor equidad.
Abramos el debate sobre este tema, propongamos ideas, concretemos oportunidades y permitamos que los “invisibles” recuperen su identidad, sin estigmas, como personas que sueñan y necesitan volver confiar en una sociedad que les abre las puertas para que aporten y sean parte de la construcción de un mejor mañana, en el que nadie sobra.
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