A pesar de que las mujeres representan el 47% de la fuerza laboral pesquera mundial y de que su participación va en aumento en Chile; a pesar de que el trabajo en el mar es inconcebible sin ellas, porque son las que a través de actividades conexas como la manufactura, el procesamiento, la comercialización o la entrega de servicios en las embarcaciones, permiten que la pesca artesanal subsista y nutra a comunidades completas, éste es un ámbito que ha sido históricamente concebido desde y para por los hombres.
Hombres que, además, cuando las mujeres han tenido el coraje de abrirse espacio como recolectoras, mariscadoras o armadoras, se han encargado de relegarlas a segundo plano.
No han podido acallarlas. Mucho más organizadas que antes, las mujeres demandan reconocimiento simbólico, político y económico de sus labores. Y han sido tan persistentes que están cambiando la agenda de todas las instituciones que guardan relación con el ámbito pesquero. Posicionar a las mujeres como agentes fundamentales en el desarrollo de la actividad pesquero-artesanal y de la marisquería, a través de estrategias de transversalización de género, hoy es un deber político que no sólo evidencia las brechas, sino también el valor económico que tiene el aporte de las 25.181 mujeres inscritas en el registro que lleva la Subsecretaría de Pesca este 2023.
Las peleas que dan están a la vista y tiene algunos resultados esperanzadores: desde 2002 que se vienen creando en Chile más de 42 organizaciones de mujeres pescadoras y algueras. Y hoy, somos testigos de cómo han logrado recibir áreas de manejo exclusivas, plantas procesadoras o iniciativas que aportan al empleo e innovación en las caletas, beneficiando la conectividad entre mujeres de distintos grupos etarios y territorios del país.
Todas estas conquistas, pero también la épica con que se gestan, son relevadas en un policy brief(1) que lanzamos en Prodemu. Por medio de datos y testimonios de mujeres vinculadas a nuestra fundación y al mar, podemos descubrir la estrecha relación entre sostenibilidad, derechos y una perspectiva de género. Nos alegra mucho ser parte de sus vidas. Pese a las desigualdades y violencias que han tenido que atravesar, hoy son voces que se levantan contra el machismo y que, al interior de las caletas pesqueras, inspiran a otras a avanzar en justicia social.
Por supuesto que todavía hay brechas y exclusiones sociales, culturales y económicas que superar. Pero los relatos de las mujeres, y también la ley 21.370 que promueve la equidad de género en el mundo pesquero y acuícola, nos muestran que se puede, no sólo a punta de resistencia sino a través de capacidades y propuestas, abrir camino para ellas y para otras.
Vienen cosas importantes, mujeres del mar. La reciente aprobación en general del proyecto de ley que incorpora el enfoque de género en la Ley de Caletas, lograda por la Comisión de Mujeres y Equidad de Género de la Cámara de Diputados, deja abierta la puerta para seguir construyendo igualdad. Por todas, y especialmente por ustedes que avanzan contra viento y marea por sus derechos, sigamos remando juntas.
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