Los caminos para tener una buena reforma de pensiones

Tal como se había anunciado, tras una serie de rondas de negociación tras bambalinas y con debate cruzado a través de los medios de comunicación, se retomó el debate parlamentario de la reforma de pensiones que impulsa el Gobierno y que, al parecer, tendrá un tenso proceso tanto en la comisión de Trabajo de la Cámara de Diputadas y Diputados, como en la sala, donde el conteo de votos es incierto.

Ahora el debate se centra en dos elementos que son vitales: el modelo de pensiones que sostendrá la reforma y qué se debe hacer con el 6% extra de cotización, el que se agregará al 10% que hoy las y los trabajadores ingresamos en las cuentas de las AFP. Esta discusión no es baladí porque apunta directo al motor del modelo económico neoliberal que impera en el país por más de 40 años.

Para el primer punto en discusión, el escenario ha tendido a aclararse en el punto medio, un modelo mixto que mantenga administradoras privadas y con participación del Estado con mayor presencia y, al mismo tiempo, aumentando los recursos para fortalecer el Pilar Solidario asegurando así mejores pensiones de forma inmediata, de ser aprobada esta reforma.

De ahí que el problema siga siendo qué hacer con el 6% de cotización, lo que a esta altura se convierte en la joya de la corona en esta discusión. Cabe recordar que durante el gobierno anterior se evaluaron las fórmulas de 3-3 (3% para fondo solidario y 3% para AFP) 4-2 e incluso 5-1. Pero el escenario giró y hoy el debate es donde queda el aumento de cotización -si en un fondo solidario o en las cuentas de AFP- o qué combinación termina generando consenso. Eso incluye curiosas combinaciones como la propuesta por el Ejecutivo, más conocida como "3-2-1", que pasó de las luces de su presentación a un secundario papel en la mesa de negociación.

Estos cuatro párrafos de contexto nos permiten dimensionar el significado de esta propuesta legislativa, pues lo que en definitiva queremos plantear es el cambio de paradigma del modelo económico chileno. Por lo mismo, todas las bancadas parlamentarias de derecha han salido con todo a defender el modelo de las AFP, que solo distribuye pobreza entre sus afiliados mientras que los directorios y propietarios se distribuyen las ganancias de la especulación financiera que hacen con nuestros recursos.

Por otro lado vemos a las organizaciones sociales y sindicales jugadas por cambios estructurales que determinan avanzar hacia un modelo de pensiones solidario, lo que incluye que el 6% adicional de cotizaciones vaya a un fondo común. En este sentido desde las Central Unitaria de Trabajadores no nos perdemos: respaldamos las propuestas que apunten a un sistema solidario de pensiones, que tengan por consecuencia mejorar las pensiones de todas y todos los trabajadores, porque entendemos que es una necesidad urgente, sin olvidar lo que es de vital importancia: nuestra propuesta histórica de terminar con el sistema de AFP y garantizar así poder tener una vejez digna.

Por lo tanto, como CUT no queremos un modelo a medias tintas ni dar espacio a ese bluf de la derecha de "la libertad de elegir", cuando en realidad no tienes más alternativas. En este sentido tenemos claro que debemos construir una alternativa al modelo de las AFP, porque no queremos más AFP. No queremos con nuestros fondos de pensiones, con nuestro esfuerzo, con nuestro trabajo, no queremos seguir financiando a los grupos económicos, al empresariado que precariza y abusa de las y los trabajadores. Y en lo inmediato es que el 6% adicional de cotización sea para un fondo solidario, lo que significaría doblar la actual propuesta del Gobierno del aumento del 1 UF por cada 10 años de cotización y ampliar coberturas y montos de la PGU, la creación de un ente público de administración y el término en la discriminación contra las mujeres en sus pensiones.

En consecuencia, desde la CUT nos alineamos con lo planteado por la OIT en su Convenio 102 -de 1952 y que a la fecha no ha sido ratificado por Chile- donde establece mecanismos de extensión para la cobertura de la seguridad social y proporcionando incentivos a los países que lo han ratificado al ofrecerles flexibilidad en su aplicación, en función de sus niveles socioeconómicos.

Queremos un modelo de pensiones que no convierta la jubilación en una pesadilla, sino en una vida que podamos vivirla.

Y acá viene la tarea del Gobierno, quizás la salida del laberinto que le propone la derecha. Puede ser el momento de dejar el tradicional diálogo legislativo y saltar el muro del Congreso para abrir un real diálogo social -tal cómo se dio en el "mujerazo" por las pensiones realizado en Peñalolén- donde probablemente encuentre más apoyos, porque mejorar las pensiones es parte de las preocupaciones más fuertes de la ciudadanía.

Buscar soltar las cadenas que impone la burocracia institucional y abrirse a generar mayorías sociales que te ayuden a empujar el carro a un sistema de pensiones justo y que cumpla con su tarea puede ser el camino. Sin dar paso al consenso noventero, sin criterio social ni político, que solo suma en la calculadora de los poderosos.

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