Los días 25 y 26 de septiembre se celebró en la ciudad de Arnhem, Países Bajos, la fundación del Global Leaders Network, iniciativa que reúne a especialistas en turismo sostenible de 22 países y que tuvo como foco principal buscar alternativas para mejorar las condiciones de vida de las personas a través de un desarrollo turístico que considere en primer lugar la opinión de las comunidades locales. Como representante de Chile pude compartir visiones y opiniones respecto a los esfuerzos que debemos realizar en nuestro país.
Hoy en 2018, es necesario realizar un llamado a la acción por parte de los tomadores de decisiones del sector público y privado, además de la academia. El tiempo no está jugando a favor nuestro y se trata de ser realista ante los hechos, siendo el más importante, el crecimiento de la actividad turística en todas las regiones del mundo y Chile no es la excepción ante este escenario.
Hoy no es posible hablar de turismo sostenible como un valor agregado, muy por el contrario, la sostenibilidad debe ser considerada la línea base para el desarrollo de nuestro sector, minimizando de esta forma los impactos sociales y ambientales que se producirán de todas formas. Al final del día, sostenibilidad es un viaje en el cual tendremos que aprender rápidamente de los errores.
El turismo de masas y de bajo costo lo único que está logrando a nivel mundial es minar la base social, ambiental y económica de los destinos, ya sean estos consolidados y emergentes.
El llamado urgente es a la creación de Organizaciones de Gestión de Destinos que posean un coordinador de sostenibilidad, rigiéndose por protocolos y estándares reconocidos a nivel mundial. Ejemplos como el de Eslovenia (Slovenia Green) pueden ser perfectamente adaptables y replicables en nuestro país.
Es necesario medir y monitorear la huella de carbono de nuestro sector tan pronto sea posible. En diciembre de 2015 fue celebrada en París la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático con una meta clara: evitar un incremento de la temperatura media global superior a 2ºC. Camino a los 1,8 billones de turistas para el año 2030 de acuerdo a proyecciones de la Organización Mundial de Turismo, se estima que nuestro sector aportará con más de 2.000 millones de toneladas de CO2 para ese año, siendo el transporte aéreo la principal fuente de emisiones, de acuerdo a estudios de la Universidad de Breda. Esa cifra continuará creciendo hasta llegar a más de 5.000 millones de toneladas para el año 2090.
Los destinos deben trabajar en modelos que incluyan el cambio climático como factor de riesgo; inundaciones, sequías, incremento de incendios forestales, así como dejar de depender de mercados de larga distancia en orden de reducir la huella de carbono de nuestro sector, parámetros fundamentales por sobre la promoción y el marketing.
Empresas de todos los tamaños deben impulsar una disminución de la energía utilizada en sus operaciones a la brevedad. Esfuerzos en utilizar matriz de energía alternativa deben ser considerados así como educar a todos los estamentos de la sociedad respecto a la importancia de la actividad turística y no menor, de su impacto.
Todo lo anterior por una razón fundamental, no hables de turismo si no es sostenible, de lo contrario es simplemente un negocio más.
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