El diputado Gonzalo Fuenzalida señala en su columna "Súper Ricos 2.0: Justo, necesario y recauda más" que la propuesta de Chile Vamos sería mucho mejor que la enviada por un conjunto de parlamentarios de oposición que propone establecer un impuesto transitorio al patrimonio de los súper ricos y un aumento del impuesto a las utilidades de las mega empresas. Esta afirmación simplemente no se sostiene. La propuesta de parlamentarios de Chile Vamos consiste en una reducción de impuestos y en beneficios para las personas de mayores riquezas del país.
Es positivo que Chile Vamos por fin declare que hay consenso en la necesidad que sean los más ricos quienes más contribuyan en tiempos de crisis sanitaria, social y económica, siguiendo recomendaciones internaciones que van desde el FMI, nombrado en la columna del diputado de RN, a otros organismos como la OCDE y la ONU. Los mecanismos propuestos por Chile Vamos, sin embargo, van en el sentido contrario a esta recomendación, al basarse en rebajas de impuestos y beneficios tributarios a las personas de mayores ingresos, es una propuesta abiertamente regresiva. Del dicho al hecho, hay un largo trecho.
El primer mecanismo que proponen es un impuesto sustitutivo al FUT, donde las personas podrán pagar impuestos sobre utilidades acumuladas accediendo a tasas inferiores a las actuales. Ahí donde las tasas actuales más altas son de 35% y 40%, la propuesta propone tasas de 5%, 10% o a lo más 20%. En términos concretos, la propuesta de Chile Vamos implica que una persona de alto patrimonio se podrá ahorrar tranquilamente 50% del impuesto que dichas utilidades debieron haber pagado. Esta propuesta tiene, en consecuencia, dos elementos nocivos: Produce una menor recaudación futura y además hace más ricos a los súper ricos, porque a mayor riqueza se producirá un mayor ahorro en impuesto.
El segundo mecanismo pretende que quienes mantengan en el exterior un patrimonio no declarado en el país, lo reconozcan pagando una tasa de 8%. Este perdonazo se conoce como repatriación de capitales y evidentemente beneficia solo a personas de alto patrimonio. Aunque en determinados contextos estas medidas excepcionales pueden introducirse (existió en 2015), no se recomienda que se hagan de forma reiterada en el tiempo y menos aún a una tasa tan baja, porque se entiende por "perdonado" el incumplimiento de la ley anterior, en vez de aplicar las sanciones correspondientes, como penas de hasta 5 años y multas de 300% de lo evadido. Esta propuesta, entonces, no cumple ninguno de los criterios mínimos que internacionalmente se establecen para este tipo de medidas que, reiteramos, deben ser de forma excepcional o pierden toda su eficacia.
La columna del diputado Fuenzalida luego declara que estos mecanismos recaudarían entre 5.000 y 20.000 millones de dólares, monto que no tiene fundamento ni sustento. Estas mismas medidas impulsadas en la reforma tributaria de 2014, bajo un contexto totalmente distinto de un cambio general del régimen tributario y la entrada en vigencia de un convenio internacional de intercambio de información tributaria, en conjunto recaudaron un poco más de 3.700 millones de dólares. ¿Bajo qué supuestos ahora recaudaría casi seis veces más si el contexto actual es completamente diferente y no se repite ningún elemento que justifique su aplicación? No lo sabemos y tampoco lo han transparentado los autores de la propuesta.
Cuesta pensar, además, que bajo el contexto actual un impuesto voluntario vaya a superar la recaudación anterior que ya había superado todas las expectativas. Sobre la base de las referencias cercanas, ni la mejor estimación de recaudación de estos mecanismos podría acercarse al potencial estimado del impuesto a los súper ricos, el que se ha realizado a partir de un trabajo en el cual participación economistas junto a expertas y expertos tributarios.
Resulta anecdótico seguir escuchando (y leyendo) que el impuesto a los súper ricos hará que las personas de alto patrimonio se vayan del país. Más allá de la falta de sustento real de esta afirmación, es imposible sostener que las personas se irán del país por un impuesto transitorio que se aplica una vez. Por lo demás, aunque se fueran, por la estructura que contiene el impuesto a los súper ricos, ese hecho no evitaría que la persona quedara sujeta al impuesto.
No da lo mismo desde donde se recaudan los impuestos. Se ha planteado no sólo por el diputado Gonzalo Fuenzalida, sino también por otros parlamentarios de Chile Vamos, que los impuestos tienen por fin único la recaudación de ingresos. Esta afirmación es completamente falsa, porque los impuestos también tienen un fin redistributivo. Por ello organismos como la OCDE recomiendan de forma permanente que los Estados pongan un mayor peso en los impuestos progresivos, que son aquellos donde quienes tienen más contribuyan más.
Tenemos necesidades urgentes. Una de ellas es financiar un ingreso básico universal de emergencia y sin letra chica, que permita a los hogares del país soportar la crisis económica en curso. Por esta razón, estamos totalmente disponibles a recoger más propuestas que vayan en esa dirección, como eliminar más exenciones tributarias o mejorar aún más nuestro proyecto. Sería injusto, injustificable e inaceptable, sin embargo, plantearle al país que el financiamiento se obtendrá mediante una rebaja de impuestos y beneficios a las personas de mayor patrimonio, cuando todas las recomendaciones internacionales apuntan en la otra dirección.
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