No la edad, sino la capacidad para ser autoridad

Luis Maira fue Diputado de la República a los 21 años de edad; Andrés Zaldivar, ministro de Hacienda de Frei padre a los 27 años; Aníbal Palma fue ministro de Educación con menos de 30 años.

Y en 1810, el año que los chilenos y chilenas celebramos como el momento de nuestra Independencia, Bernardo O´Higgins, para muchos el Padre de la Patria, tenía 32 años. José Miguel Carrera por su parte, 25.

Más aun, el mítico Alejandro Magno fue quien dio inició a un gran cambio político y cultural que transformaría el mundo de aquel entonces, gracias a sus conquistas, las que partieron cuando él tenía apenas 20 años de edad.

Menciono a nuestros ex ministros y diputados, a nuestros dos próceres y a uno de los más grandes emperadores ya que la juventud, no necesariamente significa falta de experiencia o capacidad.

Aunque desconocido este principio de los 30 años, fue establecido en las constituciones políticas de 1831 y 1925, donde para ser elegido Presidente de la República se requería “a lo menos treinta años”.

Hoy se ha abierto un  debate debido a la moción que busca disminuir la edad para postular a los cargos de Presidente de la República y de Senador. Creemos que rebajar desde los 35 años actuales a los 30, permitirá eliminar esta barrera de acceso, generando una real igualdad ante la Ley.

No es azaroso que en las pasadas elecciones municipales una gran parte de los jóvenes no fuese a votar, pese a que son el mayor grupo etáreo habilitado para sufragar. 

Y esa es una señal de castigo social de parte de muchos ciudadanos incluyendo a los jóvenes.

Chile necesita liderazgos frescos, que inyecten nuevos aires a la política, es una necesidad institucional y un deber moral. Tenemos a directores de servicios, seremis, o diputados y diputadas como Karol Cariola, Camila Vallejo, Daniella Cicardini, Giorgio Jackson, Gabriel Boric y Vlado Mirosevic, quienes han demostrado estar suficientemente capacitados para ejercer estos cargos en política, por ello la Presidencia de la República no debiese ser una excepción para ellos y para nadie. 

No se trata de exigir privilegios, se trata de iguales oportunidades, ya que siempre quien decidirá será el pueblo, los ciudadanos y ciudadanas, entre proyectos políticos, ideas y personas. Y las ideas no tienen edad. 

Conozco a jóvenes de 70 años vigorosos, creativos, dinámicos, llenos de energía y sabiduría y también conozco a viejos de 30 años, cansados, agobiados, lentos y sin ánimo de luchar y crear. Y algunos en ambas edades solo preocupados de lo privado despreciando lo público. 

No se trata de la edad se trata de la capacidad, la vocación y el compromiso con los demás.

En Francia, Dinamarca, Holanda y el Reino Unido se exigen 18 años para ser presidente, la  misma edad que en Alemania para ser canciller. En nuestro país, pese a que en el 2005 se rebajó a los 35 años desde los 40, ninguno de nuestros jóvenes parlamentarios puede postular al cargo de Presidente de la República porque la ley los discrimina.

La gerontocracia es más peligrosa que el duopolio politíco, pues no es su capacidad para gobernar la que la mantiene, sino su habilidad para impedir el surgimiento de nuevos líderes.

La actual crisis de legitimidad,  representación y participación no se resuelve con rebajar la edad para ser Presidente de la República. 

Solo una Asamblea Constituyente, que instaure principios, derechos y deberes al Estado y a los ciudadanos, como los plebiscitos vinculantes, el voto a los 16 años, un referéndum revocatorio para todas las autoridades elegidas democráticamente y un debate de la ciudadanía y no de los incumbentes sobre la reelección de  Senadores, Diputados y la duración del periodo presidencial.

Tenemos la certeza de que renovar la política es indispensable y hay jóvenes capacitadas y capacitados para encabezar este proceso, liderazgos capaces de capturar a los sectores que se abstuvieron de votar al no sentirse representados por ningún candidato.

Pero que, afortunadamente tanto Jorge Sharp en Valparaíso como Edgardo González en Llay-Llay, lograron cautivar.

Soy autor de la Ley 20.131 que permitió a los adolecentes de 14 años votar para elegir sus Juntas de Vecinos. Chile es el único país del mundo donde los jóvenes de 14 votan amparados en una Ley de la República. 

Así mismo, presenté hace 8 años un Proyecto de Ley para rebajar a los 16 años el derecho a voto en todas las elecciones populares.

Espero por tanto que esta reforma para poder aspirar a los cargos de Presidente de la República y Senador a los 30 años de edad, tenga apoyo de todos los sectores, pues debemos facilitar el tránsito de la gerontocracia imperante y pasar a un sistema democrático que integre y no discrimine por la edad, sino por las ideas, por las capacidades, por los liderazgos.

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