La Cámara de Diputadas y Diputados rechazó la sanción (multa) por no participar en las elecciones municipales y de gobernadores de octubre de este año. El efecto de esta decisión es evidente: Tener un voto voluntario encubierto.
Ahora, la pregunta de rigor es ¿por qué se rechazaron las sanciones? Básicamente, porque calculan que les conviene volver al electorado de mayo de 2021, cuando -con un escuálido 43% de participación de la población en edad de sufragio- obtuvieron sus mejores resultados en alcaldes, gobernadores y arrasaron en la Convención Constitucional.
En el fondo, lo que el oficialismo y el Gobierno desean perpetuar es el statu quo, a través de ese electorado que ellos creen más favorable al octubrismo. Por eso, si uno revisa la votación, los parlamentarios del Partido Comunista y del Frente Amplio se inclinaron abrumadoramente por rechazar las sanciones. Ellos quieren un electorado pequeño, uno donde estiman que los extremos que ellos defienden pesen más y no favorecer la participación de un gran universo electoral. Para ellos, esta elección se remite al clientelismo, a hablarle a sus huestes y no a las personas en su conjunto.
En concreto, buscan evitar a toda costa que vote el 86% de los chilenos que concurrió masivamente a rechazar el mamarracho constitucional que quisieron imponer el 4 de septiembre de 2022.
¿Por qué le temen tanto a la democracia? El oficialismo y sus sectores más duros estiman que -cuando participan masivamente los chilenos- los resultados los perjudicarán. No obstante, si continúan presentando propuestas alejadas de las demandas de los ciudadanos comunes y corrientes, esto seguirá ocurriendo.
La literatura y los casos de estudio comparados nos han demostrado que el voto obligatorio produce mayor participación solo cuando existen fuertes incentivos para votar, como las sanciones que contenía el proyecto despachado por los senadores (0,5 a 3 UTM). Es esperable que en el tercer trámite esto se corrija. ¿Por qué? Simple: Mientras más gente participa y mayor sea nuestro universo de votantes, más representativos son los resultados electorales y más desafiados quedan los incumbentes. Esto es lo que los comunistas y el Frente Amplio no quieren y temen que ocurra.
No le tengamos miedo a la democracia. El Frente Amplio y los comunistas hablan de "volver a los territorios" y radicalizar la democracia, pero -en los hechos- quieren que poca gente participe, para conservar sus cuotas de poder. Seamos inteligentes, seamos racionales. No caigamos en su trampa.
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