Un presupuesto de salud con perspectiva sanitaria y criterio político

La semana pasada, la partida presupuestaria correspondiente a Salud que se discute en la Tercera Subcomisión Mixta de Presupuestos del Congreso fue rechazada de forma unánime en sus partes fundamentales (Fonasa, salud mental, inversión sectorial y servicios de salud), en un claro mensaje de que la gestión administrativa y política en Salud no está bien.

Por lo mismo, el camino se ve largo y pedregoso. No sólo por las cifras económicas que acompañan la propuesta presupuestaria del gobierno del Presidente Gabriel Boric, sino porque pareciera que 2024 el Ejecutivo se proyectara sólo con la perspectiva de los equilibrios fiscales y no con el espíritu de mejorar las condiciones de atención de millones de chilenos y chilenas que sin usuarias del sistema público de salud.

De hecho, esa perspectiva impuesta determinó que como Confederación Fenats Nacional convocáramos a paro entre 2 y 15 de octubre, pues vemos que está atrapado en la lógica financiera impuesta por las planillas Excel del Ministerio de Hacienda y no soluciona problemas sensibles para las y los trabajadores de la Salud: la precaria situación laboral de los funcionarios a honorarios que ingresaron en pandemia, con tareas de atención de afectados por Covid-19, y que hoy suplen la brecha de funcionarios que sufre el sistema de salud; el desarrollo de una carrera funcionaria para las y los trabajadores de Salud; el incentivo al retiro y asignación técnica para todos los funcionarios técnicos sin distinción.

Creemos que para la discusión presupuestaria se requieren dos cosas: voluntad y visión política, y audacia para cruzar ciertos límites que han sido impuestos bajo el argumento de la responsabilidad.

Hasta ahora la respuesta ha sido que el presupuesto de salud es el que ha tenido el mayor crecimiento de todos los sectores: 8,1% ($1.100 MM), pero no tenemos claridad que se busca financiar con esos montos, ya que el Gobierno se ha quedado en lo general, en la amplitud y la cifra, pero el detalle que hace la diferencia se mantiene en estricto secreto. Será que, aparte de echar a andar los nuevos hospitales, ¿se seguirá financiando a las sociedades médicas que cobran 3 veces lo que se paga en el sector público? ¿Se estarán evaluando recursos para solventar las deudas con las clínicas privadas?

Entonces, creemos necesario impulsar una campaña para que los recursos presupuestados se destinen a resolver las demandas históricas de carrera funcionaria, incentivo al retiro, asignación técnica y mantener en funciones a los 12.300 trabajadores a honorarios que hoy dan un respiro a la cobertura del agobiado sistema público de salud.

Por ello es importante que el apoyo parlamentario a la movilización se siga manifestando en el debate del presupuesto, que ha tenido un primer gesto en el rechazo de la partida presupuestaria, pero que debe seguir adelante en una negociación que sea beneficiosa para las y los trabajadores de la salud.

Queda ver si en las próximas semanas de debate presupuestario la ministra Ximena Aguilera y el ministro Mario Marcel cambian de foco o mantienen la estrategia desplegada hasta ahora -intransigente y sorda- que le asegura un problema social y político al Presidente Boric en un 2024 clave.

Esperemos, por la salud de Chile, que las cartas del Gobierno en esta materia no estén echadas.

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