Empresa Nacional del Litio: camino para una eficiente estrategia de Estado
El litio es ampliamente utilizado en la energía atómica, la energía nuclear, la industria aeroespacial, la metalurgia, la industria química, la vitro cerámica, la medicina y las baterías de litio. A medida que el mercado de vehículos eléctricos crece, la demanda mundial de litio superó la oferta por primera vez en 2021 y se proyecta que el déficit se ampliará. Como resultado, el precio del litio aumentó en aproximadamente 430%, a más de US$ 40.000 por tonelada.
Según estudios recientes, Chile es el principal productor de litio a partir de depósitos de salmuera. En 2021, extrajo 26.000 toneladas de litio con un valor estimado en US$ 1.000 millones, que representan alrededor del 26% del total mundial y lo ubica como el segundo productor después de Australia.
La producción acumulada total del país en los últimos 37 años es de más de 295.000 toneladas de litio. Virtuosamente estos depósitos de salmuera contienen además otros elementos económicamente importantes, tales como potasio y boro. El procesamiento de litio a partir de salmueras tiende a resultar menos costoso. Al considerar la información del Salar de Atacama más la evaluación reciente del Salar de Maricunga, se obtiene una reserva total estimada de 10.879.000 toneladas de litio con un valor in situ tentativo de US$ 400.000 Millones basado en precios promedios de 2021.
Esta cifra corresponde aproximadamente al 52% de las reservas mundiales, utilizando estadísticas actuales del Servicio Geológico de Estados Unidos. Además, se reportan otras 3.300.000 toneladas de recursos contenidas en sólo 9 salares chilenos. Y nuestro territorio tiene por lo menos otros 40 salares potencialmente valiosos según estudios disponibles del Sernageomin. Contrariamente a lo recomendable, entre 1980 y 1995 Corfo -que es propietaria de las pertenencias mineras en explotación en el Salar de Atacama por SQM y Albemarle- tuvo una estrategia ineficaz participando minoritariamente en el inicio de las empresas creadas para explotar el litio.
Y peor aún, más adelante vendió su participación perdiendo de ganar posteriormente millones de dólares que habrían resueltos problemas urgentes a los habitantes de nuestro país. Nadie ha explicado el porqué de esas torpes decisiones. Adicionalmente, es pertinente señalar que los inicialmente socios de Corfo y hoy propietarios de los contratos que permiten la explotación del litio en Chile han tenido serias dificultades legales a lo largo de su participación como operadores, incluso con escandalosas repercusiones políticas. Esto ha derivado en juicios públicamente conocidos.
Y el actual Gobierno impulsó contra viento y marea una licitación a todas luces sin entendimiento del interés nacional. En 2014 se creó la Comisión Nacional del Litio, compuesta por 20 integrantes tanto del sector público como privado, así como dos invitados de los pueblos originarios atacameños. Seis años después, nada de lo propuesto ha sido considerado hasta ahora. El Presidente electo, Gabriel Boric, comentó que durante su administración se creará la Empresa Nacional del Litio, generando empleos en los yacimientos y un sello chileno al producto.
Dado el enorme valor de los recursos de litio en el territorio nacional, se hace imprescindible que el Estado disponga de una estrategia que cautele el interés del país respecto sus recursos minerales. Y esta empresa nacional iniciará políticas conducentes a posicionar la minería como un ejemplo, por su capacidad de conciliar la disminución de impactos locales con el desafío de favorecer con minerales de bajas emisiones la lucha contra la crisis climática, amparando una relación solidaria con las comunidades y los territorios donde se desarrolla. Así, una Empresa Nacional del Litio establecerá una gobernanza de salares para la gestión del litio, promoviendo la contribución de la industria, la academia y las comunidades, originando la investigación e innovación y con protagonismo del Estado en su avance. En particular, se promoverá el desarrollo de una nueva industria nacional de este recurso estratégico, con protagonismo de las comunidades y agregando valor a la producción.
Finalmente, después de décadas sin claridad estamos ad portas de iniciar una eficiente estrategia de Estado para administrar este valioso recurso.
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