Inspirar a nuestra economía

Loreto Valenzuela Roediger

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La relación entre la academia y el sector privado es una palanca esencial para el desarrollo económico y social. En un mundo en constante transformación tecnológica y frente a desafíos globales como la descarbonización y la sostenibilidad, esta sinergia se convierte en un motor imprescindible para el progreso.

Las universidades desempeñan un rol estratégico en la creación de nuevas empresas, la generación de empleo y el fortalecimiento de economías del conocimiento. Además, la academia no solo forma capital humano avanzado, sino que también lidera la transferencia tecnológica, cimentando los pilares de una economía más resiliente y mejor preparada para enfrentar crisis.

Ejemplos como el Doctorado en Ingeniería y Ciencias con la Industria de la UC, y el convenio de Doble Doctorado con la University College de Londres, demuestran cómo las universidades pueden adaptarse a las necesidades del mercado, formando profesionales con competencias de clase mundial.

Por otro lado, los convenios entre Codelco y universidades chilenas, incluyendo Ingeniería UC, permiten abrir caminos para desarrollar soluciones tecnológicas aplicadas a nuestras principales actividades económicas, como la minería. Estas alianzas promueven avances significativos en la industria y la generación de conocimiento aplicado.

De igual forma, el convenio de colaboración de Ingeniería UC con Itaú, las cátedras con Entel, Antofagasta Minerals y Colbún -próxima a ser anunciada- en innovación y estrategias de desarrollo, entre otras áreas, representan un ejemplo sobre cómo las universidades chilenas pueden contribuir a los desafíos de sectores claves para el país.

Las proyecciones laborales en la minería refuerzan la urgencia de estas iniciativas. Se estima que en la próxima década se requerirán más de 34 mil nuevos talentos, un desafío que exige fortalecer políticas públicas enfocadas en la educación avanzada, la investigación y la conexión con el sector productivo.

Para enfrentar estas demandas, es crucial consolidar una cultura de colaboración entre la academia y el sector privado. Este esfuerzo conjunto no solo impulsa el desarrollo de tecnologías innovadoras, sino que también inspira a nuestra economía, a posicionar a Chile como un referente global en innovación y sostenibilidad.