Una niña bajo la lluvia

Marcelo Sánchez

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Con los pantalones mojados, un día lluvioso de julio, encendía un cigarro que encontró a medio consumir en el piso. Roberto, 15 años mayor que ella, le dijo que lo esperara afuera de la residencia, que invitara a una amiga, que lo iban a pasar bien. Pololo de ella y de otras niñas, era la mano que después de la fiesta le daba 30 mil pesos y dos pitos. A duras penas volvía y entraba con la ayuda de una tía que veía que la niña linda de la casa tenía los ojos de sombra clavados, en un recuerdo que ni el alcohol pudo borrar, que la hacía pensar que nada había ocurrido, que era a otra a la que le había pasado.

Como ella, se estima en más de 6.000 las niñas que sufren de la peor forma de explotación y que esperan una oportunidad para recuperar sus vidas arrebatadas.

En una ceremonia presidida por la ministra de Justicia, Marcela Ríos, el martes 27 de diciembre se realizó el acto simbólico de promulgación de la ley que tipifica el delito de explotación sexual comercial contra niñas, niños y adolescentes, ampliando los delitos a los que utilizan medios tecnológicos y estableciendo penas y agravantes hasta ahora inexistentes en el Código Penal para estas figuras penales. Asimismo, el nuevo cuerpo legal elimina el concepto de "prostitución infantil", ya que ponía foco en la responsabilidad de las víctimas y no en el explotador, junto a otras disposiciones que permitirán mejorar la persecución penal.

Es por cierto un importante punto de partida contar con estos cambios legales, pero en absoluto suficiente para detener estas conductas delictivas. Se requiere invertir en prevención, contar con una oferta con evidencia a nivel local que permita la detección temprana, de allí que la lenta implementación de las oficinas locales del Sistema de Protección Integral impide contar con un modelo y oferta oportunos a la magnitud de los desafíos de erradicación de este delito.

También es necesario garantizar el acceso a especialistas de trauma complejo, disponibles en la oferta frente a un importante déficit de especialistas salud mental. En este sentido es preocupante el aumento sostenido en las listas de espera en el Servicio Mejor Niñez, las que afectan a cerca de 30 mil niños y niñas, muchos de los cuales son víctimas de explotación sexual comercial infantil.

Además de la prevención y en la reparación, es fundamental invertir en la reinserción e inclusión de las víctimas, en especial cuando muchas de ellas han sido excluidas del sistema escolar o, dado sus niveles de vulneración, no cuentan con herramientas adecuadas para el reingreso educativo o el acceso a programas de capacitación con desenlace laboral.

Es importante precisar la magnitud hoy vigente con cifras actualizadas y diferenciadas localmente. Los datos no pueden estimarse en función de las coberturas de los programas, sino al revés y hoy se trabaja con proyecciones de 2004, hace 18 años, cuando sabemos que ha variado sustancialmente en alza de los factores de riesgo presentes en estas trayectorias, como la inmigración irregular, faenas temporales, el consumo de drogas, el acceso a internet y producción de material pornográfico infantil, la urbanización densificada, etc.

Todos estos elementos fueron analizados en extenso y parte de las conclusiones que se levantaron en la Comisión Investigadora de Explotación Sexual Comercial Infantil en contexto del Sistema de Protección, presidida por la diputada Maite Orsini, comisión a partir de la cual se desarrollaron dos iniciativas. Por un lado, el Ges de abuso sexual y, por otro, la plataforma #ActuarEsUrgente que impulsamos desde la Fundación San Carlos de Maipo, junto a otras organizaciones de la sociedad civil.

Es valioso contar con un nuevo marco Legal, pero sin duda y, a fin de evitar que nos sucedan los problemas de implementación de la Ley de Protección Integral y del Servicio Mejor Niñez, se hace necesario que desde las organizaciones sociales hagamos un estrecho seguimiento de las recomendaciones de la comisión, de los tratados internacionales y del cumplimiento efectivo de la oferta. Hoy más que nunca, debemos de dejar de llegar tarde. Está en juego la vida de miles de niños.