¿Qué sigue después de esta tragedia calculada de los palestinos?

Vera Baboun

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La catástrofe que se desarrolla en Gaza no es un desafortunado subproducto de la agresión, sino una tragedia deliberada y calculada, diseñada para extinguir la causa palestina y su futuro. Gaza ha sido convertida en un páramo inhabitable, con barrios enteros arrasados del mapa, infraestructuras reducidas a escombros y un costo humano inconcebible.

El reciente alto al fuego y el acuerdo de intercambio de detenidos renovaron la atención sobre la situación de los detenidos palestinos. El intercambio de detenidos comenzó el domingo 19 de enero con la liberación de tres mujeres israelíes a cambio de 90 detenidas palestinas. El sábado 25 enero, cuatro mujeres del ejército israelí fueron canjeadas por 200 detenidos palestinos, incluidos 121 condenados a cadena perpetua y 79 a largas penas. De ellos, 72 serán deportados por la fuerza a diferentes países árabes y se les negará el derecho a reunirse con sus familias, regresar a casa o permanecer alguna vez en Palestina. Antes de octubre de 2023, las cárceles israelíes albergaban a 8.200 detenidos políticos palestinos de Cisjordania y Jerusalén Este, cifra que ahora ha aumentado a 10.221 que vivieron y fueron tratados en las condiciones más inhumanas.

Ese mismo día sábado debía producirse el regreso a pie de un millón de palestinos desplazados al norte de Gaza, pero se retrasó al lunes 27 de enero; un retorno que se les había negado durante mucho tiempo y que ahora se presenta lleno de inmensos desafíos. Sin embargo, lo que les espera está lejos de ser los hogares que una vez conocieron. Muchos solo encontrarán ruinas, vecindarios reducidos a escombros y paisajes plagados de artefactos explosivos sin detonar. Este regreso es una reivindicación de la presencia, un rechazo a ser borrados de la tierra de su nacimiento, el suelo que guarda su historia, identidad y derechos. Aunque la destrucción física es vasta, la voluntad de volver sigue intacta. Palestina es más que un recuerdo, sino un hogar al que su pueblo siempre pertenecerá.

Tras el alto al fuego y el inicio de los acuerdos de intercambio de detenidos, surgen dos preguntas fundamentales. Primero, ¿cómo será Gaza después de las tres fases del acuerdo? Segundo, dado el nivel de devastación tanto en Gaza como en Cisjordania, ¿cuál es el estado de la solución para la creación de un Estado Palestino? En esta etapa crítica, se debe dar prioridad a asegurar y mantener el alto el fuego, continuar los esfuerzos de ayuda humanitaria y ayudar a los palestinos desplazados a regresar a sus hogares. En esta etapa es fundamental proporcionar alojamiento, electricidad y agua, así como rehabilitar las instalaciones educativas y sanitarias como preludio a la reconstrucción.

La reconstrucción de Gaza tomará al menos 10 años, con cinco años necesarios para remover los 42 millones de toneladas de escombros dejados por los bombardeos israelíes. Más allá de la pérdida material, la pregunta se mantiene: ¿Cómo se reconstruye la realidad humana destrozada en Gaza? El economista senior del think tank RAND con sede en California, Daniel Eagle, lo expresó de manera conmovedora: "Se puede reconstruir un edificio, pero ¿cómo se reconstruyen las vidas de un millón de niños?". Esta afirmación encapsula el problema central. La devastación en Gaza va mucho más allá de la infraestructura física: representa una tragedia humana irreversible.

Como consecuencia simultánea, la solución no se limita sólo a salvar a los 2 millones de personas de Gaza de su pesadilla actual y reconstruir la infraestructura destruida por los brutales y catastróficos bombardeos israelíes. La solución complementaria y urgente radica en el fin de la ocupación misma. Sin abordar la raíz de la crisis, que es la ocupación militar ilegal, cualquier esfuerzo de reconstrucción es inútil.

Gaza no es el único objetivo de la ocupación israelí; la represión también se ha intensificado en Cisjordania, donde se han instalado aproximadamente 900 barreras, incluidas 16 nuevas puertas de hierro, en cuestión de horas. Además de los continuos ataques violentos de los colonos y la confiscación de más tierras palestinas para la expansión de asentamientos, la agresión militar -particularmente en Jenin y Qalqilya- ha aumentado significativamente. El reciente asalto al campo de refugiados de Jenin resultó en la destrucción total de 20 viviendas y el desplazamiento de 3.000 familias, dejándolas sin acceso a agua ni electricidad. Estas acciones no son incidentes aislados, sino parte de un patrón sistemático de represión.

En respuesta a las nuevas declaraciones que abogan por el desplazamiento de los palestinos de Gaza a Egipto y Jordania, la presidencia palestina rechaza y condena inequívocamente todos esos planes, subrayando que el desplazamiento forzado constituye una flagrante violación de las líneas rojas establecidas. La Presidencia reafirmó que el pueblo palestino nunca abandonará su tierra ni sus lugares sagrados, y declaró: "No permitiremos que se repitan las catástrofes de 1948 y 1967; nuestro pueblo no será desarraigado".

Además, la presidencia subrayó que el pueblo palestino, bajo el liderazgo legítimo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), tiene el derecho exclusivo de determinar su propio futuro y preservar su identidad nacional. Además, reafirmó la disposición del Estado de Palestina a asumir plenamente sus responsabilidades en la Franja de Gaza y a continuar los esfuerzos para lograr una paz justa basada en la Solución de Dos Estados, de conformidad con las resoluciones de legitimidad internacional y la Iniciativa de Paz Árabe.

Debe mantenerse el valioso compromiso internacional de impedir cualquier plan de desplazamiento forzado de los palestinos de Gaza, mientras que los esfuerzos hacia el establecimiento de un Estado palestino deben persistir y avanzar.