Una reforma de salud que también considere a las y los funcionarios
Este año, el Gobierno debe ingresar el proyecto de ley de reforma de salud que debe hacerse cargo de las deficiencias que hoy presenta el sistema público, de garantizar el derecho de las personas a un sistema digno, mejorar las condiciones de infraestructura y ser parte de un sistema de seguridad social que ponga a las personas por delante.
Eso, en lo global, tal como lo han manifestado los representantes del Ejecutivo, son parte de los ejes de la reforma. Pero se percibe una ausencia fundamental en los primeros esbozos de la reforma: la situación de los miles de funcionarias y funcionarios del sistema público de salud.
Un tema no menor considerando que, según datos de la Biblioteca del Congreso Nacional, a marzo de 2021 la dotación -considerando auxiliares, técnicos, profesionales y médicos- llegaba a poco más de 277 mil funcionarios a lo largo del país, una cifra importante para que no se deslice un punto al respecto en la reforma.
Por lo mismo, es importante empezar a debatir respecto de las características de la carrera funcionaria en el sector Salud, que considere todos los estamentos y que apunte a entregar condiciones laborales dignas a todas y todos los funcionarios.
Este tema es importante no solo para la dotación de trabajadores (as) de salud, sino que permite fijar un recorrido en el desarrollo del funcionario en las instituciones de Salud, que aseguren una movilidad en la carrera y mejores condiciones de atención del sistema.
La reforma de Salud debe considerar la situación laboral de sus funcionarios, que son el motor del sistema. Se debe reconocer, a través del establecimiento de una carrera funcionaria, la labor diaria que se realiza y el interés por mejorar nuestras condiciones laborales, que en muchos casos son las peores pagadas dentro del Estado.
Por lo mismo es un debate que ningún estamento -Gobierno, autoridades de salud y funcionarios- debemos negarnos a dar. Es una conversación fundamental para el futuro de la salud pública en el país.
Una reforma de salud que no considere de manera concreta a las y los trabajadores no cumplirá con sus objetivos, porque no se puede mejorar un sistema si no se toma en cuenta a quienes les dan vida.
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