Aunque pasó desapercibido, esta semana se publicó en el Diario Oficial la configuración de los nuevos Comités Regionales de Ciencia, Tecnología e Innovación para el Desarrollo, cuya función principal es asesorar al gobierno regional en la identificación y formulación de las políticas y acciones que fortalezcan la investigación científica, el capital humano y la innovación a nivel local.
Se trata de un avance importante, deseado y esperado por las regiones desde hace décadas y para muchos el principio de la descentralización científica, pero para ello falta mayor claridad sobre cómo se implementará en la práctica.
La definición de la integración y las modalidades de funcionamiento dependen de esta reglamentación que impone nuevos desafíos a los ecosistemas científicos, partiendo con que la instancia está compuesta tanto por personeros electos como designados, lo que hace más compleja la instalación definitiva de la institucionalidad. Recién estamos enterándonos de cuáles serán las formas de enfrentar los posibles conflictos de esas distintas competencias y cómo se coordinarán.
Las expectativas políticas de ciencia no son estáticas, sino que se renegocian y reconstituyen constantemente mediante el cambio de las percepciones del papel de la investigación en la sociedad. La crisis por Covid-19 tiene, si puede señalarse así, un lado positivo: la transformación matizada en la mirada hacia la ciencia.
Estamos en un momento clave, donde cada vez es más evidente la necesidad del diseño de políticas públicas basadas en evidencia. La pandemia demostró que científicos y tomadores de decisión deben trabajar colaborativamente, con una mirada integral desde las características propias de cada localidad.
Chile es uno de los países más centralizados del mundo y su descentralización necesita entregar mayor capacidad de decisión a los propios territorios. Esperemos que los comités regionales permitan avanzar, superando la etapa extractivista en la que vivimos, al usar la ciencia y tecnología para diversificar la matriz productiva, construyendo una economía más sustentable, basadas en evidencia y fuertemente arraigada al conocimiento local.
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