Imagine que usted decidió dejar los platos y cubiertos sucios de todo un día, para lavarlos antes de irse a descansar. Cuando a la distancia observa la gran cantidad de loza acumulada que lo espera, recuerda que además debe planchar una camisa y un pantalón para lucir impecable en la reunión del día siguiente. ¿Le gustaría que todo ese trabajo lo haga por usted una máquina que no requiera de su asistencia? Según algunos expertos, eso está por ocurrir dentro de poco y lo hará un robot humanoide dotado de sentido común. Sí, leyó bien, de sentido común. La idea, sostienen los investigadores en esta área, es entregar a los robots conocimientos de sentido común, permitiéndoles abordar una amplia gama de tareas, entre ellas por su puesto, las poco atractivas y desgastantes labores domésticas diarias.
¿Usted conoce un robot implementado con sentido común? Sí, por puesto, el más famoso es el robot humanoide de la trilogía de "La Guerra de las Galaxias" bautizado como C-3PO o "Citripio". Ese droide que ayudó muchas veces a su dueño humano con aquellas tareas rutinarias y que incluso fanfarroneaba sosteniendo que era capaz de "dominar con fluidez más de seis millones de formas de comunicación" y aconsejar nuevas líneas de acción a seguir, usando precisamente, el sentido común. Bueno, un "citripio" es lo que precisamente importantes empresas desean desarrollar, instalando este sentido común en sus nuevas creaciones robóticas que funcionaran con algoritmos de inteligencia artificial (IA).
La creación de estos robots humanoides, según algunos expertos como Alexander Khazatsky, investigador de robótica y aprendizaje automático de la Universidad de Stanford en California, sigue un curso muy rápido al punto que "no me sorprendería que seamos la última generación para la que esas escenas de ciencia ficción no sean una realidad", aludiendo a la asistencia de robot tipo "Citripio" en nuestras tareas domésticas o de trabajo.
Sin embargo, este notable optimismo en la creación de robots dotados de sentido común encuentra críticas por quienes piensan que existe una diferencia importante entre la creación y la implementación masiva de robots en la vida cotidiana. Es más, los mismos advierten que las grandes empresas como Open IA y sus demostraciones más impresionantes de humanoides dotados de IA son sólo eso, demostraciones a menudo basadas en ansiedad de marketing para generar expectación. En esta línea se encuentra Rodney Brooks, robótico del Instituto de Tecnología de Massachusetts en Cambridge, para quien la distancia entre creación e implementación implica un largo y arduo camino, el cual incluye lidiar con hardware, con una correcta recopilación de suficientes datos para que los robots aprendan, y abordar las omnipresentes preocupaciones sobre la seguridad y la ética, entre otras.
Para la mayoría de los investigadores de IA que se dedican a la robótica, el objetivo es crear un robot humanoide autónomo y adaptable frente a una gama amplia de circunstancias. Lo anterior implica control, y hacerlo en cualquier robot, incluyendo uno con forma humana, es increíblemente difícil. Tareas aparentemente simples, como abrir una puerta, son en realidad enormemente complejas y requieren que un robot comprenda cómo funcionan los diferentes mecanismos de la puerta, cuánta fuerza debe aplicar sobre la manilla y cómo mantener el equilibrio mientras lo hace.
Dentro de los enfoques de control, con buenos resultados, se encuentra controlar un robot mediante utilización de redes neuronales inspiradas en el cerebro para aprender de grandes cantidades de datos genéricos de imágenes y palabras. Como siempre, por cierto, el punto crítico en IA es la cantidad de datos, es decir, cómo y cuánta información se es capaz de ingresar, en este caso al software del humanoide, para que actúe en un mundo físico real, dinámico y cambiante y además lo haga con sentido común. El modelo básico de la empresa Nvidia llamado Proyecto GR00T, por ejemplo, está ingiriendo videos de personas realizando tareas, aunque copiar a los humanos tiene un enorme potencial para mejorar las habilidades de los robots, hacerlo bien es difícil, dicen sus críticos. Otra alternativa es crear entornos de realidad virtual y entrenar a los humanoides, pero nuevamente, producir entornos virtuales que recreen acertadamente ambientes reales es altamente demandante de tiempo y dinero.
Entonces, todo indica que, por ahora, "Citripio" es un humanoide que veremos en la saga de George Lucas y que, aun cuando no lo deseemos del todo, seguiremos lavando nuestros platos sucios y planchando nuestra ropa, que por lo demás, y en buena medida, todo ello implica el uso correcto de nuestro propio y hasta ahora, no imitado sentido común, ¿no cree?
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