Es claro que de la mano de la investigación que se desarrolla en nuestras universidades, sumado a los profesionales que están cursando distintos programas de doctorado, tenemos un gran espacio para seguir creciendo como país. Hoy existen más de 18 mil doctores en Chile, una nueva fuerza se está incubando, de la mano con una tendencia global, donde -esta vez- tenemos la oportunidad de no llegar tarde.
Si pensamos en el Chile del mediano plazo, el litio, las tierras raras y el hidrógeno verde son algunas opciones de futuro para llevar a nuestro país al desarrollo. Pero hay más.
Se trata de las empresas asociadas a tecnologías biológicas en Chile, conocidas en jerga técnica como las biotech. Es decir, que cuentan con un fuerte componente de investigación y desarrollo y que se vienen abriendo un espacio tanto en el país como a nivel mundial, generando soluciones innovadoras para los distintos desafíos de los sectores productivos, abriendo muchas esperanzas para nuestro país.
Y, aunque se trata de un mercado incipiente, en Chile ya tenemos casos exitosos que están destacando a nivel mundial. Es el caso de PhageLab, una firma chilena (cuyo origen se remonta a 2010), que con el uso de inteligencia artificial (IA) combate infecciones en la ganadería y que se ha consolidado en Brasil; Kura Biotech, reconocida a nivel mundial en la producción de enzimas para la industria de detección de drogas, la cual trabaja con compañías de más de 15 países, entre ellos, Estados Unidos, donde uno de sus clientes es el FBI. Mientras, en la Región de La Araucanía se creó Myconativa, un emprendimiento que elabora biofertilizantes en base a hongos y que permite mejorar la absorción de agua y nutrientes de las plantas, la que ya ha generado relación con empresas como Viña Concha y Toro.
A nivel mundial se estima que el mercado asociado a empresas biotecnológicas alcanzará los US$ 734.886 millones para 2031, según JP Morgan.
El banco resaltó en su informe anual el interés que existe por la industria biotecnológica, lo que se tradujo en que las empresas biofarmacéuticas respaldadas por capital de riesgo recaudaron nada menos que US$ 6.800 millones en los primeros tres meses de 2024, según los datos recopilados por Hong Kong and Shanghai Banking Corporation Limited (HSBC).
Sumado a lo anterior, entre 2019 y 2022, los inversores de capital riesgo colocaron más de US$ 9.000 millones en empresas emergentes, centradas en el descubrimiento y desarrollo de fármacos mediante machine learning e IA, buscando así revolucionar el costoso y lento proceso de I+D asociado a nuevos fármacos.
Dentro de las tecnologías que despiertan mayor interés en el ámbito de las biotech se pueden mencionar la terapia celular 2.0, para abordar tumores sólidos y afecciones no oncológicas; la medicina de precisión, orientada a avances en la detección temprana de enfermedades y el descubrimiento de biomarcadores; el desarrollo de fármacos mediante simulaciones impulsadas por IA; estrategias para el uso y degradación de proteínas y nuevos métodos de administración de medicamentos.
En ese contexto, los "Indicadores de Tecnologías Emergentes" de la OCDE (publicado en 2023), profundizan sobre las empresas de biotecnología creadas a nivel global, donde Estados Unidos cuenta con el mayor número de compañías, con 2.840 empresas. Tras ellos, se encuentran Francia (1.860), Canadá (1.738), España (1.348) y Corea del Sur (1.025). En dicho análisis no se consideró a Reino Unido, pero según cifras de Biotechgate -base de datos global sobre activos biotecnológicos y farmacéuticos- existirían del orden de 2.770 compañías en Reino Unido, siendo el líder europeo en esta área.
¿Y qué ocurre en nuestro país? En Chile, de acuerdo al "Segundo estudio de caracterización de los emprendimientos y empresas de base científica tecnológica en Chile" del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (CTCI) de 2021 (último catastro existente), a esa fecha existían 329 empresas de base científico-tecnológica (EBCT) registradas. De ellas, 30% está ligado a empresas de tecnologías biológicas y al hacer un zoom sobre los principales rubros, predomina el sector agrícola (25%), seguido por salud y farmacéutica (23%) y alimentos (14%).
En este escenario, es sustancial que nuestro país pueda poner en marcha medidas para potenciar las biotech, como ya está ocurriendo en varias partes del globo. Sin ir más lejos, la Unión Europea (UE) se encuentra trabajando en un plan para "convertir a Europa en un líder mundial en biotecnología", para lo cual se comprometió a crear un centro de biotecnología de la UE a finales de este año, con el objetivo de apoyar a las empresas a adaptarse a las normativas existentes, además de poner en marcha un estudio sobre cómo agilizar la legislación para obtener aprobaciones y acceder al mercado con mayor rapidez.
Paralelamente, China ha reconocido a la biotecnología como una "industria emergente estratégica" en su Plan Quinquenal para el período 2021-2025, apostando por aumentar el número de parques científicos biotecnológicos.
En Chile, la propia ministra de CTCI, Aisén Etcheverry, ha señalado que "mi apuesta es que la siguiente industria a desarrollarse con fuerza en Chile es la biotecnológica". Coincido plenamente con ella, y creo que para que esto suceda la autoridad debe potenciar medidas necesarias como la generación y articulación de capital de riesgo específico para las biotech, acoplado a un programa país de inserción de doctoras y doctores en empresas biotecnológicas, lo que permitiría, por una parte, apoyar fuertemente la "Agenda Mejor Trabajo en Investigación" presentada por la ministra en junio de este año para el mejoramiento de las condiciones laborales de los trabajadores en el sistema CTCI y además -si nos movemos rápido- posicionar a Chile como líder de este sector en Latinoamérica.
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