Las recientes elecciones regionales y municipales han evidenciado tanto los avances como los desafíos en el acceso al sufragio para las personas con discapacidad. Si bien hemos logrado progresos importantes, se debe reflexionar sobre lo que aún queda por hacer. La democracia se basa en la participación de todos los ciudadanos, pero, ¿qué ocurre cuando parte de esa población enfrenta barreras que limitan su acceso a los procesos electorales?
La accesibilidad para las personas con discapacidad es un derecho fundamental que debe ser garantizado en cada elección, y no basta con crear leyes, es el momento que se tomen medidas efectivas para lograrlo.
Según el Tercer Estudio Nacional de la Discapacidad, de Senadis en 2022, el 17,6% de la población de 18 años y más tiene discapacidad, es decir, 2 millones 703 mil 893 personas que tienen derecho a voto. La accesibilidad no es solo una cuestión física; abarca también el acceso a la información y a la comunicación.
Es alentador que hoy las personas con discapacidad puedan ejercer al voto asistido, utilizar plantillas en Braille y contar con la ayuda de perros de asistencia. Además, el Servel implementó herramientas como el Visor, que permite a las personas sordas que se comunican a través de la lengua de señas, acceder a ella y así resolver sus dudas al momento de votar. Sin embargo, estas medidas son solo el primer paso. La verdadera inclusión requiere un compromiso más profundo y sostenido.
Es fundamental que los procesos de capacitación de los funcionarios/as electorales incluyan una formación adecuada sobre cómo asistir a personas con diversas discapacidades. No se trata solo de cumplir con la ley, sino de promover una cultura de inclusión y respeto hacia la diversidad.
Un ejemplo positivo ocurrió durante la jornada electoral en la Región de Los Lagos, donde carabineros de la Prefectura Llanquihue utilizaron la lengua de señas para ayudar a una mujer sorda que debía excusarse. Esto demuestra que entre diferentes actores es posible lograr una accesibilidad electoral efectiva, pero debemos hacer más, para asegurarnos que todos y todas, sin excepción, puedan ejercer su derecho al voto sin obstáculos.
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