Si Nueva York no resistió los efectos del cambio climático ¿lo harán las ciudades chilenas?
Un evento meteorológico histórico con lluvias récord se vivió en Nueva York, provocando la caída de 80 mm de agua en una hora, con un peak de 32 mm en el Central Park de Manhattan. Esto generó advertencias de emergencia por inundaciones repentinas desde Delaware hasta Massachusetts, mientras el New York Post informaba de personas fallecidas luego de quedar atrapadas en sus sótanos.
El diluvio se produjo dos semanas después de que la tormenta tropical Henri arrojara una cantidad récord de lluvia en la ciudad de Nueva York, sumándose a una serie de eventos climáticos extremos registrados en todo el mundo atribuibles al cambio climático, como lo son también los incendios forestales masivos en California y el oeste de Canadá y Siberia, los cuales han enviado humo hasta sobre el Polo Norte.
¿Qué tan cerca está Chile de eso, siendo un país con una gran cantidad de riesgos que podrían producir catástrofes, además de carencias de infraestructura y diseño? Un territorio sísmico y que enfrenta hoy diversas situaciones producto del cambio climático, como sectores costeros afectados por alzas del nivel del mar, marejadas, cuadros meteorológicos agudos, falta de agua, aumentos de temperatura, incendios forestales, aluviones, avance del desierto, etc.
Todo esto va definiendo situaciones únicas y extremas, que pueden ocasionar emergencias que se convierten en desastres, como ha sucedido en otros lugares en que estructuras robustas no han respondido a los cálculos para los cuales fueron hechas, afectando a las personas y destruyendo edificaciones.
Recordemos algunos eventos propios de Chile, como aluviones, desbordes de ríos, nevazones, canales insuficientes, sequía, incendios forestales, etc. Entonces, si Nueva York no resistió ¿tenemos la seguridad de que Antofagasta, La Serena, Santiago, Valparaíso, Concepción, Valdivia, Puerto Montt y Punta Arenas lo harán?
Es difícil responder, pero todos estos son avisos de megaciudades altamente tecnificadas y bien diseñadas que no han resistido, lo que nos envía una señal preventiva, para reforzar nuestras capacidades de respuesta y mejorar condiciones frente a las vulnerabilidades, antes que la amenaza se haga presente cobrando vidas y bienes.
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