Crisis en el agro: un llamado a la acción

Sebastián Naveillán Mebus

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La Araucanía ha sido por décadas el corazón de la producción triguera en Chile, pero hoy enfrenta una crisis que ya no podemos seguir ignorando. A pesar de aportar el 42% del trigo nacional, en la última década hemos perdido el 43% de la superficie cultivada, lo que equivale a la desaparición de 46.000 hectáreas. Esta situación es alarmante, y si no se adoptan medidas concretas, el sector podría seguir en declive, poniendo en riesgo el abastecimiento de un alimento esencial para el país.

Los factores detrás de esta crisis son múltiples, y es fundamental abordarlos con una visión integral. Los altos costos de producción, la caída de los precios y los devastadores incendios forestales han golpeado con especial fuerza. En la temporada 2024-2025, la siembra de trigo alcanzó solo 60.177 hectáreas, 3.748 menos que el año anterior, lo que confirma una tendencia preocupante a la baja.

Más allá del rol del Estado en la implementación de políticas de apoyo, es clave que el sector avance en la estandarización de variedades de trigo por zona agrícola, permitiendo que cada territorio alcance su máximo potencial productivo. Además, es urgente establecer mecanismos financieros que amortigüen las fluctuaciones del mercado y avanzar en un modelo de agricultura de contrato, lo que permitiría dar estabilidad a la comercialización del trigo y fortalecer a los productores.

Asimismo, un buen manejo del cultivo es esencial para mejorar la calidad del grano y acceder a mejores precios. Si logramos producir trigo de alto estándar, se podría aspirar a un pago con valor agregado. También es fundamental que el precio que reciben los productores esté lo más alineado posible con el valor internacional, dado que el trigo es un commodity que se transa en la bolsa de valores.

Desde el Gremio de Agricultores de Malleco advertimos que la industria triguera atraviesa un momento crítico y requiere de medidas urgentes. Seguimos trabajando día a día para visibilizar esta problemática y generar soluciones concretas. No podemos permitir que la agricultura de La Araucanía siga retrocediendo. Es hora de tomar decisiones estratégicas que garanticen la viabilidad del sector y protejan la seguridad alimentaria de Chile.