¿Quién responde?

Se ha instalado una dura pugna por el interés nacional en torno a la propiedad de uno de los yacimientos cupríferos del país.

El derecho que Chile posee a través de Enami, primero, y de Codelco, en la actualidad, es una opción de compra por el 49 % de las acciones de “Anglo Sur”.

Anglo anunció un acuerdo de venta de la mitad de esa porción accionaria a la japonesa Mitsubishi, según el cual ésta adquiere el 24 % de Anglo Sur, por un precio aproximado de US$ 5.400 millones.

Es decir, más allá de la cuestionable forma en que procedió Anglo, la operación cursada supone que el valor de mercado para la opción que posee Codelco bordea, en la actualidad, los US$ 10.800 millones.

Codelco, al ejercer su opción de compra para adquirir ese 49 %, significaba una adquisición ventajosa, ya que suponía comprar –gracias aun derecho contractual- un activo por cerca de US$ 4.800 millones menos de lo que el mercado la valora actualmente.

Sin embargo, con gran preocupación hemos visto cómo, desde hace un tiempo, diversos ministros sectoriales (Longueira, Solminihac y Golborne) e, incluso, el presidente de la República, se ha referido a la conveniencia de “resolver” la controversia entre Anglo American y Codelco a la mayor brevedad y con el menor revuelo posible, instando a las partes a “dialogar” y a buscar la “mejor solución”, cuando inicialmente se había hecho un planteamiento diametralmente opuesto.

Se ha producido un inexplicable ablandamiento de la posición oficial.

De hecho, nadie asume ninguna responsabilidad, se espera un arreglo con el gigante transnacional. Es una situación inaceptable.

Los 4.800 millones de dólares que cuesta “el gustito” de los ejecutivos de Codelco, significarán cuatro veces el total del exiguo reajuste de 5% otorgado por la administración Piñera y supera con creces (más de diez veces), los montos que tenía el fantasmal Fondo de Educación para el año 2012, que eran poco más de 400 millones de dólares. O sea, se pierde todo lo que puede significar la postergada Reforma Tributaria, en dos o tres años, y nadie responde.

Por ello esperamos que las autoridades de Gobierno sean capaces de impedir esta pérdida financiera que sufre Codelco, porque, en definitiva, es una pérdida que afecta directamente a todos los chilenos y chilenas.

El Gobierno puede contar con nuestro apoyo para defender Codelco, pero no va a contar con nuestro respaldo si acepta un acuerdo que ponga en juego la riqueza del país.

Los tiempos en que las empresas del Estado se remataban a precio vil y astutos especuladores se aprovechaban de ello ya pasaron y, aunque algunos de quienes hoy detentan el poder político parecen añorarlos, sería prudente que no se dejaran seducir por tales tentaciones.

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