Este verano será probablemente el más dramático que Chile ha vivido en su historia debido a los incendios forestales, claramente intencionados, a juicio de los expertos y entendidos.
Los hechos demostraron algo que varios sabíamos y otros lo intuían, que nuestro país no está preparado para los desastres, menos para este tipo. La falta de previsión y de planificación se puso en evidencia.
Por ello, la desesperación, el apuro, la improvisación de las autoridades y de los organismos involucrados, e incluso la desolación se apoderó del alma de los chilenos afectados y de quienes seguíamos por la televisión esta calamidad ambiental y humana.
En ese contexto, una mujer a muchos kilómetros de aquí se conmueve y se involucra aportando con la idea de enviar un avión que pudiera derramar miles de litros de agua para ayudar a apagar los incendios y es allí donde lo peor de la autoridad pública salió al camino, la obstaculización basada en el criterio técnico (que a veces es más discutible que el político) y surgió un defensa irracional sin comprender que esta ayuda, la de un gigante aeroplano, no solo apagaría algunos incendios, sino que apagaría la ansiedad y la tristeza de miles de familias.
Aquí se hizo caso omiso, se pretendió hacer lo técnicamente correcto, antes de lo que obviamente debe hacer una autoridad política: lo políticamente correcto
Para seguir complicando aún más la situación, que ya se ha reflejado en las encuestas en que el gobierno continúa cayendo en aprobación, se insiste en que habría estudios de la NASA y de otros especialistas que avalarían la postura oficial del Gobierno de Michelle Bachelet de no aceptar este tipo de avión.
Pero al mal tiempo mejor cara, la de Lucy Avilés una chilena casada con norteamericano que vive en USA y que desinteresadamente ayuda a su país enviándonos al SUPER TANKER, un avión cisterna usado para el combate del fuego y que ha operado con éxito en distintos países y posteriormente en Chile.
Algo en el alma de nuestra nación se está quebrando, una miopía por no reconocer el aporte del otro que es políticamente distinto a mí, esa actitud es mezquina, del pasado y precisamente es lo que llevó al quiebre del Chile del 73¨y a muchos países a destruirse por la polarización extrema de las partes
Era tiempo de recibir, de agradecer, el daño es muy profundo y las secuelas durarán décadas. Chile perdió, familias perdieron. Pero ganamos un símbolo de unión, una esperanza, dibujado en un avión y en una bella mujer.
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