Cuando Andrés Manuel López Obrador ganó la elección presidencial, en 2018, contando con el voto de 30.113.483 personas (53,19% del total de 56.611.027 votantes), se constató que había sido el candidato con más votos en la historia de México, y se pensó que sería guarismo prácticamente inalcanzable en un futuro político previsible. Y este presidente saliente terminó con 70% de apoyo ciudadano, al fin de su mandato: ¡Enorme lección para aprendices críticos!
Pues bien, ahora en 2024, en la elección federal del 2 de junio que tuvo una alta participación ciudadana -61,05%-, la candidata Claudia Sheinbaum Pardo obtuvo 35.924.519 votos, lo que significó 59,75% del total. Así, se trató de un aplastante triunfo para la candidatura del mismo Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) de su predecesor, superando en cantidad y en porcentaje aquellas cifras de 2018, las que entonces se estimaron excepcionales.
El significado político de esta realidad objetiva es de concluyentes y distintivas cualidades, en relación a la historia electoral de nuestra región latinoamericana y caribeña en este siglo XXI. Advertencias, ante el caso mexicano, por sus mayorías amplias -federales, estatales, locales y parlamentarias-, sobre eventuales desviaciones y peligros de "autocracias", "autoritarismos", "derivas autoritarias", "personalismos" y/o "populismos", son burdas y mediocres monsergas. Peor aún, cuando son de sectores que se dicen "de avanzada", "de izquierda" y/o "progresistas".
Esos enfoques recurrentes -como "lenguajes de moda de los políticos" (Georg Klaus, 1972)-, incluso desde Chile, no son más que expresiones conservadoras, falseadoras y reaccionarias que se resisten a aceptar experiencias políticas dignificadoras para el respectivo pueblo. Acá agrego que México es poco analizado, estudiado y, por ende, poco conocido políticamente. Claro, en términos deportivos, noticiosos sensacionalistas o turísticos es algo más identificado y/o vinculado, pero esto no es un conocimiento analítico conceptual, académico cultural, ni científico ni histórico. Sí el pueblo chileno sabe, algo más, de un "México lindo y querido".
Así, me interrogo cuántos chilenos y chilenas, incluidos expertos y "pseudoexpertos" (en Chile abundan y desaparecen coyunturalmente), o unos políticos interesados, más allá de constatar "el triunfo de primera mujer y presidenta en México", habrán analizado, conocido o estudiado el Proyecto de Nación 2024-2030 Por la radicalización de la Cuarta Transformación desde las bases, surgido de la Convención Nacional Morenista, y fechado 12 de febrero de 2024, con 21 ejes temáticos cardinales, "para dar seguimiento a la congruencia, los ideales y el cauce histórico transformador", y así "caminar por dónde camina el pueblo, sentir lo que siente el pueblo y luchar a favor del pueblo", ya no como simple votante sino con un rol protagónico.
Sin duda, una aproximación o mirada hacia los Estados Unidos Mexicanos, desde lo bilateral, no debiera soslayar algunas lejanas singularidades culturales, educativas e históricas desde el siglo XIX, no siempre bien conocidas y/o consideradas, pero que perduran a pesar del tiempo. En efecto, cuando México intentaba independizarse de España, ya en 1821, hizo un llamado de auxilio a 4 naciones aliadas en esos contextos históricos: Colombia, Argentina, Brasil y Chile, en cuarto lugar. La respuesta del gobierno de la Patria Nueva fue enviar una escuadra naval, compuesta por seis navíos y dos goletas: "Nosotros les ayudamos. ¡Confíen y saldrán adelante, por la razón o por la fuerza!". La comandó el marino Thomas Cochrane, y tras varios meses de navegación llegó a costas mexicanas. Muchos marinos chilenos se quedaron a vivir allá. Surgió la localidad de Santiago Pinotepa, en Oaxaca. Costumbres y cultura se intercambiaron y subsisten hasta ahora, destacando el baile conocido como La Chilena, asimilable a la cueca.
Asimismo, es poco divulgado que en la ciudad chilena de Chanco, provincia de Cauquenes, Región del Maule, desde 1988 se organiza el Festival del Cantar Mexicano "Guadalupe del Carmen" (fusión de la virgen patrona de México, y de la virgen señora de Chile), a cargo del municipio local. Ya la música ranchera mexicana y el cine tuvieron gran difusión en los años '40 y '60 del siglo XX. Dicho festival es anual y desde el 2000 ya se ha bien institucionalizado.
Por cierto, nuestra poetisa universal y primera mujer Premio Nobel de Literatura, Gabriela Mistral, no podría estar ausente en estas breves síntesis necesarias. Debiera recordarse que ya en 1922 viaja a México, invitada por el ministro de Educación José Vasconcelos, para colaborar en la Reforma Educacional Mexicana, siendo en Chile una joven profesora de escuela rural, pero ya poetisa emergente y con creciente reconocimiento. Fue el mismo Ernesto Barros Jarpa, ministro de Relaciones Exteriores de Chile, quien oficializó dicho viaje ante nuestro ministro de Justicia e Instrucción, con fecha 12 de junio de 1922, y seguimiento posterior, el cual devino en la visita oficial del ministro Vasconcelos a Chile, en el mismo año. Y debiera recordarse que Gabriela Mistral fue nombrada "Cónsul en Comisión" en Veracruz y Jalapa, México, en los años 1949-1950, siendo embajador de Chile Enrique Gajardo Villarroel.
En perspectiva, el primer gobierno de la Cuarta Transformación y su presidente Andrés Manuel López Obrador no solo será recordado por su propio pueblo por la reducción de la pobreza; la disminución considerable de desigualdades sociales; el gran aumento del salario mínimo; la planificación y construcción efectiva de visionarias obras de infraestructura; la creación de la Guardia Nacional; sus cruciales reformas constitucionales, como la judicial.
Además, será valorado, serenamente con el paso del tiempo, por su inserción internacional, digna, independiente y soberana, en plena coherencia con la Constitución mexicana, en su Artículo 89. X, en particular. En esta esfera estratégica de la política exterior y sus relaciones internacionales no debiera primar lo anecdótico, lo circunstancial, lo pasajero y periodístico. El tema es muy profundo, y se inspira en la propia coherencia con la historia mexicana, más allá de las críticas e incomprensiones al respecto que recibió el presidente López Obrador.
Es así que, en el ya referido Proyecto de Nación 2024-2030, sus ejes temáticos 20. Política Internacional, y 21. Latinoamérica unida e independencia frente a Washington, recoge muy aleccionadoramente los principios normativos y tradiciones de la política exterior de México, y el cambio significativo en la relación con Latinoamérica, con los países al sur del río Bravo. Además, así lo explicitó y refrendó la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo en su discurso del martes 1 de octubre de 2024, en una ceremonia con los pueblos originarios en el Zócalo de la Ciudad de México, solo horas después de haber tomado posesión de su cargo ante el Congreso de la Unión, dando amena, detallada, paciente y pedagógica lectura de Los 100 Compromisos, a realizar en su sexenio presidencial que, culminará el 30 de septiembre de 2030, dándolos a conocer en 13 ejes temáticos, varios de ellos con alcances internacionales.
En su auténtica y continuada política exterior el presidente López Obrador tuvo solo dos secretarios de Relaciones Exteriores: Así, los nombres de Marcelo Ebrard Casaubón y Alicia Bárcena Ibarra quedarán con unas improntas de coherencia, consecuencia, criterio, sabiduría y templanza en sus pláticas; muy dialogantes, inclusivos y no discriminatorios ni prejuiciados.
La presidenta Sheinbaum Pardo, en el segundo gobierno de la Cuarta Transformación, ha tenido, en continuidad con cambio, la acertada visión de una optimización de los recursos humanos, indubitables y probados, en la composición de sus equipos gubernamentales, al seguir contando con la excelsa colaboración y experiencias de los dos mencionados: Ahora Marcelo Ebrard Casaubón será el secretario de Economía y Alicia Bárcena Ibarra será la secretaria de Medio Ambiente, ambas esferas especializadas insertas en problemas globales. Es dable destacar que ambos, en sus funciones de Relaciones Exteriores, fueron -a mi juicio- muy fieles continuadores de ese eminente académico, diplomático, escritor y hombre de Estado nacido en Mazatlán, Sinaloa, el 2 de junio de 1887: Genaro Estrada Félix, creador de la llamada, con razón, Doctrina Estrada, dada a conocer el 27 de septiembre de 1930, y cuyos principios normativos esenciales -autodeterminación de los pueblos; no intervención; solución pacífica de las controversias- se elevaron a rango constitucional de manera oficial el 11 de mayo de 1988, al publicarse en el Diario Oficial de la Federación.
Hoy en día, en presencia de continuados y flagrantes irrespetos a esos tres principios, con todas sus nefastas consecuencias agresivas, intervencionistas y sancionadoras unilaterales -con inconmensurables daños e inhumanos perjuicios para los pueblos de Estados intervenidos y sancionados-, es bueno, correcto y válido, invocar y recordar la Doctrina Estrada, que en su propuesta formal señalaba lo siguiente: "El gobierno de México no otorga reconocimiento porque considera que esta práctica es denigrante, ya que a más de herir la soberanía de las otras naciones, coloca a éstas en el caso de que sus asuntos interiores pueden ser calificados en cualquier sentido por otros gobiernos, quienes, de hecho, asumen una actitud de crítica al decidir favorable o desfavorablemente sobre la capacidad legal de regímenes extranjeros. El gobierno mexicano sólo se limita a mantener o retirar, cuando lo crea procedente, a sus agentes diplomáticos, sin calificar precipitadamente, ni a posteriori, el derecho de las naciones para aceptar, mantener o sustituir a sus gobiernos o autoridades". Un verdadero aprendizaje, con plena vigencia, para construir un mundo multipolar de Paz.
Ciertamente, el nuevo secretario de Relaciones Exteriores, el académico/científico Juan Ramón de la Fuente Ramírez, con experiencia diplomática en los últimos años en Naciones Unidas, continuará las cardinales tareas ejecutadas, encabezadas y puestas en práctica por sus dos predecesores, en particular en un recuperado liderazgo de México ante América Latina y el Caribe, revitalizando la Celac; así como en su atinado, complejo, digno, humano, independiente, prudente, respetuoso y sí plenamente soberano relacionamiento bilateral con sus dos países vecinos norteamericanos, rechazando siempre todo tipo de presiones nefastas. En particular, se trata de esas relaciones bilaterales de México con los Estados Unidos de Norteamérica. Hoy 39 millones de mexicanos viven en sus muy diversas ciudades y el campo; y 3.180 kilómetros de frontera los hace países vecinos limítrofes. Es así que, históricamente siempre reaparece aquella frase atribuida al presidente Porfirio Díaz Mori, que gobernó México desde 1876 hasta 1911: "Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos", pero cuya autoría, en realidad, es del intelectual Nemesio García Naranjo, y se encuentra en texto de un artículo publicado en el diario El Heraldo de Chihuahua, del 3 de diciembre de 1962.
Por su parte, el presidente López Obrador, con su campechano estilo, plagado de sutiles mensajes políticos y con referencias históricas, en una reunión con una delegación estadounidense, encabezada por el actual secretario de Estado Antony Blinken, el viernes 8 de octubre de 2021, afirmó, teniendo in mente la famosa referencia, que le había hecho saber a Joe Biden y a Kamala Harris como debiera expresarse ahora: "Bendito México, tan cerca de Dios y no tan lejos de Estados Unidos".
Sin embargo, conociendo de dicha reunión ya agendada, López Obrador había manifestado el 23 de septiembre de 2021, ya temprano en una de sus 1.438 conferencias de prensa de todo su sexenio presidencial, que: "La política de Estados Unidos de pensar que América son únicamente ellos y no todo un continente es una posición hegemónica con 200 años de vigencia que ya debe abandonarse". Y agregó: "Ya se debe hacer a un lado esa política de dos siglos de hegemonía, de dominación hacia los pueblos de América Latina y el Caribe, no puede una nación intervenir en la decisión de otros pueblos, tiene que haber respeto, tiene que garantizarse el principio de la no intervención y de la autodeterminación de los pueblos".
A la vez, condenando "el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba", recordaba aquella frase del presidente Benito Juárez: "Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la Paz". La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha reafirmado, plenamente, en sus primeras semanas de ejercicio presidencial, estas posturas de principios en política exterior mexicana.
Pero, siempre quedarán desafíos pendientes en los períodos gubernamentales, y la sociedad mexicana, como conjunto, si los tiene en diversas esferas como el narcotráfico; el crimen organizado; la desaparición forzada de personas; la violencia apoyada con un interminable tráfico de armas -desde el principal país consumidor de drogas y productor de armas en el mundo, su vecino limítrofe del norte-, y la lacerante interrogante acerca de ¿dónde están los 43 estudiantes normalistas desparecidos, del caso Ayotzinapa, desde hace una década?
Los Estados Unidos Mexicanos, tanto en su política interior como en su política exterior, tienen un formidable sustento anticipatorio en su propia Constitución Política que, en el Artículo 39, establece: "La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno".
El segundo gobierno de la 4ª Transformación se inicia fortalecido en, por y para el pueblo mexicano. La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo tiene amplia experiencia política y, sin duda, será una gran estadista, en el ejercicio de su sexenio presidencial hasta el 2030. En hora buena, para nuestra región latinoamericana y caribeña, y para la edificación de un mundo multipolar que, se abre paso y va creciendo, en la actual muy compleja arena internacional.
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