Los ríos y su memoria biocultural

Jaime Ojeda

Ultimos publicados:

• Los ríos y su memoria biocultural

Los ríos crearon su propia narrativa tejida entre el tiempo, la naturaleza y las comunidades que los habitan. Una historia de efectos acumulativos que hoy nos hablan de su estado de salud a través de un panorama complejo. Sin embargo, en la cotidianidad cuando visitamos estos lugares solemos observar un pequeño fragmento de su larga memoria biocultural. El desafío es indagar la historia de los ríos desentrañando las capas de las relaciones que tenemos con estos ecosistemas.

Los escapes masivos de salmones de granjas acuícolas son eventos que han sucedido en el pasado reciente en regiones australes de Chile y que pasan inadvertidos ante nuestros ojos, siendo la muestra de un importante y relativamente invisible efecto acumulativo. Los salmones cultivados no forman parte del equilibrio natural de nuestros ecosistemas acuícolas actuales. Por eso, cuando escapan de las jaulas por roturas en las redes se convierten en una amenaza silenciosa para especies nativas como el puye (Galaxias maculatus), un pequeño pez casi transparente que habita en lugares como la Reserva de la Biósfera Cabo de Hornos y la región de Magallanes.

Los ríos también enfrentan otras amenazas acumulativas que, al igual que los salmones, no siempre vemos a simple vista. Una de ellas es la microalga invasora conocida como didymo, que se ha expandido por ríos chilenos subantárticos posiblemente transportada por diversas actividades humanas. Su presencia es un indicador que amenaza la salud del ecosistema y su impacto se suma a otros factores como el cambio climático, con sus olas de calor que alteran las temperaturas del agua o la presencia de especies invasoras como el visón y el castor, que afectan la biodiversidad ribereña. Estos efectos acumulativos, aunque menos evidentes que un basural flotante, han ido transformando los ríos a lo largo de décadas.

Entonces, ¿cómo podemos entender esta compleja red de impactos si muchas veces lo que sucede bajo el agua o a lo largo del tiempo escapa a nuestra percepción inmediata? Una respuesta está en el estudio de su memoria biocultural: ese conocimiento que surge de la interacción entre los ecosistemas y las personas que los habitan. Pescadores recreativos y de subsistencia y los pobladores antiguos de las zonas costeras y ribereñas son testigos privilegiados de los cambios en los ríos.

Ellas y ellos conocen las desembocaduras donde pescan róbalos, pejerreyes o salmones asilvestrados -especies introducidas desde los años '40 para fomentar la pesca recreativa- y pueden notar diferencias que a los ojos de un forastero pasarían desapercibidas. ¿Han visto menos puyes en los últimos años? ¿Han notado la presencia de didymo en las rocas? ¿Qué salmones predominan: Los asilvestrados o los escapados de las jaulas?

Estas percepciones no reemplazan los estudios ecológicos, pero los complementan desde un enfoque socioecológico. Nos invitan a indagar en la historia de los ríos, a reconstruir su pasado para entender su presente y atender su futuro. Porque si nos quedamos solo con el "pantallazo" actual de lo que vemos hoy, perdemos de vista cómo los efectos acumulativos han ido debilitando la salud de estos ecosistemas.

Un río no solo sufre por un evento aislado. Sufre por la suma de barreras y amenazas que ha enfrentado a lo largo del tiempo, desde cambios antrópicos hasta la introducción de especies invasoras, pasando por los impactos del cambio climático, entre otros.

En este Día Internacional de Acción por los Ríos es importante visibilizar las voces de aquellas personas que nos hablan de la salud de los ríos a partir de sus propias historias de vidas. Así, desde un trabajo interdisciplinario, podremos recuperar su memoria biocultural. Una pieza clave para comprender su historia y trabajar por su recuperación, no desde el apuro del ahora, sino que desde la profundidad del tiempo.