Avances en integridad pública

¿Chile es un país corrupto? ¿Es más o menos corrupto que antes? Preguntas como estas suelen aparecer cada vez que un nuevo caso impacta a la opinión pública. Sin embargo, el fenómeno es mucho más complejo: La corrupción no es un síntoma que se mide con un termómetro ni un estado binario donde existen países "libres de corrupción".

Casos sobre esta materia que generan debate en la ciudadanía, según su exposición en medios de comunicación, pueden tener efectos desproporcionados en la confianza de las personas e incluso agudizar la polarización política y el desprecio por la democracia. De ahí que las mediciones de percepción si bien pueden ser de gran utilidad para definir prioridades, para el diseño de políticas públicas son más limitadas.

Por ello, es fundamental contar con indicadores objetivos que puedan medir cómo combaten la corrupción los países. Esto es justamente lo que hizo la OCDE al lanzar a comienzos de este año sus indicadores de integridad y entregar mediciones objetivas sobre cómo los países recogen sus recomendaciones de integridad. En estas mediciones, Chile ha destacado por sobre el promedio de la OCDE. Sobresale el enfoque estratégico adoptado por nuestro país.

En concreto, el organismo internacional ha puesto su mirada en la Estrategia Nacional de Integridad Pública (ENIP), la que cumplió un año y cuenta con importantes avances. El progreso del plan de acción de la estrategia es medido con indicadores de avance consistentes para sus 567 acciones concretas, asociadas a las 210 medidas propuestas, utilizando ponderaciones que distinguen según el tipo de medida: legislativa, de gestión, administrativa.

Esta estrategia, además de tener medidas específicas en transparencia, función pública, recursos públicos, sector privado y política, posee propuestas que miran a la sociedad en su conjunto. Entre ellas, la modificación de las bases curriculares para incorporar elementos de integridad en la formación de todos los estudiantes y la generación de material para sensibilizar sobre la integridad y la importancia de cuidar las cosas que son comunes, desde la infancia.

A un año de su lanzamiento, el plan de acción de la ENIP ha alcanzado un avance superior al 50% del cumplimiento total de su plan (que considera las 567 acciones) y, hasta la fecha, de las 210 medidas, 59 han sido implementadas completamente y más de la mitad de las medidas (113 medidas) tienen avances superiores al 50%.

En ese marco, la OCDE destacó a Chile al cumplir 87% de los indicadores asociados a estrategias de integridad del organismo. También se reconoce la calidad de la estrategia chilena como una de las mejores en cuanto a su diseño, situándonos entre los 4 mejores países con mejores prácticas en este ámbito. Asimismo, la Alianza por el Gobierno Abierto premió esta iniciativa como buena práctica internacional en materia anticorrupción.

Estos resultados, y los reconocimientos internacionales, reflejan el compromiso del Gobierno y de las instituciones involucradas por fortalecer la integridad pública y consolidar una estrategia de Estado sostenible en el tiempo. La implementación de la Estrategia Nacional de Integridad Pública avanza y es una invitación a hablar de acciones, más que de sensaciones.

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