El caso Hohmann

Uno termina pensando cómo vive, estas palabras tan socorridas vienen a la mente cuando me entero de la decisión de Claudio Hohmann de apoyar la candidatura de Andrés Allamand. Se trata de una opción completamente legítima de una persona y sobre esto no hay nada que objetar.

Sin embargo, cuando una personalidad conocida da un paso como este, se hace también una transferencia de un cierto halo, de un prestigio asociado a la anterior participación en un gobierno de centroizquierda y de una cercanía reconocida con la Democracia Cristiana.Y sobre eso, sí tenemos algo que decir.

A lo que debemos acostumbrarnos, en este caso como en otros, es que las convicciones, los compromisos políticos y las conductas coherentes con este compromiso, es algo que se valida día a día. Nadie puede pedir que se acepte todo lo que hace en vista de sus méritos anteriores. La coherencia y la consecuencia es algo que se pone a prueba en cada nueva jornada.

Cuando se pierde, nada de lo que hizo antes deja de tener el valor que se le reconocía. Es solo que ha encontrado su término. Otra cosa ha comenzado para la persona involucrada.

Pero en el caso de Hohmann no se trata de una traición, se trata de un alejamiento. No habiendo nunca militado en la Democracia Cristiana, se reconocía como alguien cercano.

Luego de su paso por los gobiernos de la Concertación empezó a trabajar para la grandes empresas y, cada cual recodará su ferviente defensa de las empresas del retail. Ahora las proximidades habían cambiado. Era alguien conocido que defendía un punto de vista que no compartíamos.

Mirado desde un lado objetivo, es interesante lo que pasa con las personas que se encuentran, por sus preferencias individuales, en la frontera entre sectores políticos.Precisamente, las fronteras son difusas, y el sentido de pertenencia en algunos es leve.

En ocasiones es el ambiente social compartido el que crea la sensación de proximidad.También suele ocurrir que la cercanía a un líder destacado establece un nexo más intenso. Las tareas más técnicas de gobierno no constituyen una identificación permanente de carácter político de todos los que participan de una administración. Así, nada garantiza la duración de la sintonía o la coincidencia lograda en algún momento del pasado.

Pese a todo, en el presente es necesario perseverar en el trato con independientes a fin de atraerlos al servicio público. Porque el mundo de la política no se identifica con el de la militancia en partidos. Es más amplio. Por cierto, tiene sus riesgos, como ya lo vemos, pero es el mundo que nos toca vivir.

Le ha hecho un gran daño al país que el ámbito empresarial y del emprendimiento económico se halle tan identificado con la derecha política.Poco colabora esta sintonía tan unilateral con la generación de una sociedad más pluralista y tolerante.

Por eso siempre es necesario que, desde la centroizquierda, se establezcan puentes que la aproximen con los sectores más cercanos al ambiente empresarial. Pero se trata de establecer un diálogo, no de adoptar sin más los puntos de vista tradicionalmente aceptados por el mundo de la empresa.

Al realizarse la presentación a la prensa de las personalidades que integran el equipo programático del precandidato presidencial de RN, tal vez no debió dejar espacio para la confusión y las interpretaciones dobles en el caso de Hohmann. Quizá debió aclarar que su paso, individualmente asumido, en nada comprometía a la Democracia Cristiana.

Desde luego, esto es deseable, porque el uso político de una imagen, por poco o mucho que se verifique en la práctica, tiene efectos nada inocentes. Estamos ciertos que nadie en el comando de Allamand querrá hacer un uso ilegítimo de esta confusión. Pero, al final, no importa, para eso estamos los demócratas cristianos para aclarar este tipo de malos entendidos.

Desde la Democracia Cristiana la situación no puede estar más clara. Al tomar su decisión Hohmann no llamó a nadie, no avisó a nadie, no hizo ningún gesto en especial. No era necesario. Había dejado el pasado en el pasado. No se había ido, ya estaba fuera.

Al fin y al cabo estar alrededor no es lo mismo que estar dentro. No tiene que salir el que no ha entrado. Por eso nos enteramos por los diarios.Fue la primera y la última noticia.

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