El diálogo como propuesta

Ignacia Fernández

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En tiempos en que la desconfianza arrecia, conviene relevar la importancia del diálogo para construir acuerdos viables y duraderos. Allá por 2010, en el marco de un proyecto sobre diálogo de políticas para el desarrollo territorial rural, junto a un grupo de colegas acuñamos la idea de que "la mejor política pública se hace dialogando". Lo hicimos desde la convicción de que los procesos de transformación institucional requieren de la participación del Estado, pero también del sector privado, la academia, la sociedad civil organizada y la ciudadanía en general.

Diálogo. No debate, ni discusión ni negociación. Parecen lo mismo, pero no lo son. Cuando se está en auténtica disposición a dialogar no se espera que un argumento gane sobre otros ni se busca obtener una ventaja. Cuando hay diálogo las personas se escuchan, intentan entender al otro y están dispuestos a modificar sus propias opiniones y perspectivas para llegar a acuerdos. El diálogo no resulta necesariamente en consenso, aunque sí permite construir confianza y entendimiento mutuo, comprender la razón de los desacuerdos y, sobre esa base, concordar rutas de acción.

Carolina Tohá ha reivindicado la importancia del diálogo como propuesta para enfrentar los problemas más apremiantes. Para el crecimiento económico propone un estado proactivo trabajando junto con el sector privado para impulsar acuerdos; para enfrentar el fraude de las licencias falsas, los pitutos, la elusión tributaria o el mal uso de beneficios sociales propone un gran acuerdo social; para avanzar en descentralización propone partir por acordar qué áreas de gestión conviene mantener centralizadas y cuáles a cargo de gobiernos regionales y municipios. Y así en distintos ámbitos donde sólo dialogando será posible mejorar la convivencia y construir acuerdos de largo plazo para Chile.

Este es el tipo de liderazgo que Chile necesita. Uno que entiende que construir mayorías amplias es más que una estrategia electoral, es la forma de avanzar en un proyecto país que pone por delante el bienestar y la calidad de vida de las personas. Sin soluciones simplistas, que a primera vista parecen atractivas pero son irrealizables.