El País Primitivo II

No dejó de sorprendernos el resultado del plebiscito del domingo 25. Buena concurrencia a pesar del Coronavirus, alto porcentaje de aprobación (un pelito más de lo que las encuestas pronosticaban) y muy alto porcentaje para la opción constituyente sin parlamentarios, claramente más de lo que pronosticábamos.

Pero el registro singular, si bien no nos sorprende, es que tenemos resultados muy diferentes en las tres comunas de la capital donde vive la élite y donde se concentraría el poder económico.

Por lo pronto ahí también se concentran quienes preferirían que las cosas sigan como están (ganó el rechazo, al igual que en Colchane y en la Antártida y la solución mixta tuvo mejores resultados).

Existiría una asociación entre estos fenómenos, entonces, sin pretender explicar todavía por qué eso sería así. Ni Lavín ni Longueira lograron convencer. No fue posible penetrar en los corazones ni en los cerebros, en una perspectiva más bioquímica, de la mayoría de los habitantes de esas comunas. Carlos Cáceres, ex ministro del gobierno militar, les ha interpretado mejor con su escepticismo y sus temores. Hay un mapita en un meme que circula por ahí y que da cuenta de esta realidad. Una foto de Chile.

Y entonces, para empezar a entender lo que ocurre volvemos al país primitivo del que hablamos alguna vez. Recordamos cuando la Ministra Hutt comparó la mesa multirracial del Citibank de Nueva York en que estaban los mejores del mundo de las finanzas, con la mesa de la banca nacional, donde el 100% de los asistentes eran 100% caucásicos. Recordamos, además, el trabajo realizado por Osvaldo Larrañaga que mostraba cómo el poder en Chile se asociaba a rancios apellidos europeos y nunca, jamás, a un apellido mapuche.

Pusimos mucha atención en su momento al descalabro vecinal que produjo Lavín con su propuesta de edificio para viviendas sociales en la rotonda Atenas y dijimos que los argumentos socio fóbicos de los vecinos volcados a las calles no nos causaban sorpresa, porque al fin y al cabo hacía rato que nos habríamos transformado en una sociedad individualista. Cada coipo en su cueva. Lo colectivo, dijimos, se habría esfumado.

Ya citamos en su momento a don José Joaquín Brunner, un lúcido satanizado por el progresismo en el que ha querido militar, refiriéndose al rol de la educación en la sociedad, recurriendo a Jaeger y a la Paideía griega. Decía don José que es más fácil vivir contra otros que aprender a vivir con ellos. Entonces, educar sería mucho más que una cuestión práctico-utilitaria, de enseñar a conocer y a hacer (el know how). Se trataría también de aprender a convivir, a vivir en comunidad ¿acaso lo supimos alguna vez? ¿Cuándo y cómo fue que en Chile nos volvimos primitivos? ¿O siempre lo fuimos?

Ni hablar mucho más de la indiferencia de los poderosos, de los abusos de todo orden (la escala es larga), del coeficiente de Gini, de las fobias a los inmigrantes, de la pérdida de los espacios públicos, de la estratificación social del sistema educativo, de las pensiones privilegiadas de los miembros de las fuerzas armadas y de orden, de las pensiones miserables de los civiles, de los planes de salud vitalicios de ex ejecutivos de empresas públicas, de la corrupción flagrante de empresas e instituciones importantes de la patria, de los proyectos que dañan el medio ambiente, del abandono de nuestros adultos mayores, de la descomposición del SENAME (si acaso alguna vez estuvo compuesto), de la desconsideración pública a los discapacitados y, por último, sin pretender agotar con esto la lista y apuntando a nuestro tema preferido, del sistema de seguridad social de la salud segmentado por ingresos y por riesgos de enfermar.

Es verdad que quienes rechazaron el cambio constitucional, cuyo proceso ya se ha iniciado, se concentran especialmente en aquellas tres comunas de las que hablábamos al comienzo de esta nota.

Me imagino y espero que no habrá cabida para un arreglo en que tales comunas puedan tener una constitución distinta de la del resto de los chilenos, de un tiempo a esta parte, en Chile cualquier cosa parece posible.

Por lo pronto viven en esas comunas también muchas personas que votaron por el apruebo y un 22% del total de la comunidad que concurrió a votar en el país (1 millón seiscientos cincuenta mil personas) consideró el rechazo de la moción.

Pero calma, al final  todos quienes viven en esas comunas más ricas y todos quienes viven en el resto de las comunas, si acaso nos interesa el asunto, gracias a la generosidad de los parlamentarios que temen perderse nuestros votos, podremos retirar otro 10% de los fondos de pensiones para destinarlos a consumo de cualquier tipo, libre de impuestos. Otra foto de Chile.

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