Formación inicial docente: el rol de los estándares para egresados

Cualquier iniciativa para mejorar la educación requiere considerar la calidad de la formación de los profesores, tal como se ha dicho reiteradamente a partir del Informe McKinsey: “La calidad de un sistema educativo tiene como techo a sus docentes”.

En Chile, al igual que en muchos otros países, se ha ido articulando un sistema de aseguramiento de la calidad de la formación inicial de docentes, que incluye la acreditación de las instituciones formadoras, la acreditación obligatoria de las carreras de Pedagogía, la Prueba Inicia y en el futuro próximo, los estándares para egresados.

Las dos primeras apuntan a asegurar las condiciones básicas para formar docentes. Las dos últimas ponen su foco en los conocimientos y habilidades que el país requiere que demuestren los futuros profesionales antes de iniciar su ejercicio profesional.

El Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación (CEPPE UC) ha estado trabajando los últimos tres años en elaborar los estándares para profesores de educación básica en las áreas de Ciencias Naturales y Ciencias Sociales, y de enseñanza media en las asignaturas de Biología, Física, Química, Historia, Geografía y Ciencias Sociales.

En la tarea, encargada por el Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas del Ministerio de Educación (CPEIP), hemos involucrado a centenares de personas, entre docentes de aula, académicos de los cursos disciplinarios y pedagógicos, decanos y jefes de carrera, asesores internacionales, docentes directivos y estudiantes de pedagogía.

Todos han aportado conocimiento y experiencia para que los estándares representen un amplio consenso respecto a las expectativas de conocimientos, habilidades y actitudes que se esperan de un egresado de Pedagogía, capacitado para enseñar el currículo vigente y lograr que sus estudiantes aprendan.

Durante el proceso, se ha buscado que los estándares expresen el saber disciplinario (el qué enseñar) y el saber pedagógico (el cómo enseñar) que se espera demuestren los futuros profesores hacia el término de su formación.

Sin embargo, la realidad muestra que en la gran mayoría de los programas actuales de formación existe escaso diálogo entre disciplina y pedagogía: la enseñanza de la primera tiende a ser descontextualizada (por ejemplo, el mismo curso de matemática para profesores e ingenieros en el cual frecuentemente no hay ninguna referencia a la enseñanza de la disciplina) y la enseñanza de la pedagogía tiende a ser general y sin especificidad disciplinaria (por ejemplo, cursos de didáctica o de evaluación generales sin referencia a cómo se enseña o evalúan disciplinas específicas).

En este contexto, creemos que estos nuevos estándares servirán como una valiosa información a la hora de mejorar los procesos de formación docente inicial y continua, la acreditación de  carreras y la valorización social de la profesión.

Organizar una malla curricular, un cuerpo de académicos y oportunidades de aprendizaje que den cuenta de estas exigencias, resulta incompatible con la creencia de que las carreras de Pedagogía son de bajo costo, que sería posible formar un profesor con sólo tenerlo frente a un pizarrón, o que es posible una formación disciplinaria sin una relación con la práctica profesional.

Una vez que el trabajo de desarrollo de estándares sea sancionado y difundido por el Ministerio de Educación, el paso más importante quedará en manos de las instituciones formadoras de profesores que contarán con estas definiciones para orientar las medidas necesarias y hacer los ajustes requeridos para que sus estudiantes puedan alcanzar los estándares de formación que el país requiere.

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