Para un país del tamaño de Chile, permanecer vigente en el sistema internacional es una prioridad de su política exterior. En la actualidad, debido a las devastadoras consecuencias del COVID-19, el mundo está sometido a un alto grado de incertidumbre a nivel social, sanitario, económico, comercial, tecnológico y climático.
En este contexto, Chile debe apostar por reforzar y concretar alianzas que serán decisivas para su futuro en la pos pandemia. La firma de este Acuerdo de Modernización con la UE será un factor clave para nuestro desarrollo como país.
El proceso de modernización de este Acuerdo se inició en el año 2012 y ha completado 7 rondas de negociaciones, quedando pendientes un par de aspectos, que con la voluntad política de ambas partes se pueden consensuar. El ámbito político y de cooperación será el eje conductor del convenio, mientras que el área económica-comercial, que es el sector que ha concentrado las mayores discusiones, será el otro cimiento de esta asociación estratégica para la relación de Chile con UE.
En este contexto, la octava reunión, fijada para fines de septiembre podría transformarse en la última ronda de negociaciones, toda vez que los equipos técnicos continúan trabajando e intercambiando propuestas y posiciones en áreas como indicaciones geográficas, servicios financieros, la Corte de Inversiones, energía y materias primas, entre otras.
Nuestra relación con Europa es de larga data, pero se concretiza con la suscripción del Acuerdo de Asociación Estratégica Chile-UE firmado en el año 2002.
Desde entonces, la relación bilateral ha madurado y se ha profundizado dentro de un marco de valores y principios compartidos.
Chile fue promotor y anfitrión de la primera Cumbre CELAC-UE (2013), siendo el motor de la relación birregional en la Región. Este liderazgo, ampliamente reconocido por el bloque comunitario, nos permite hoy concretar un nuevo Acuerdo con la UE, más amplio y ambicioso, al incluir áreas prioritarias para el desarrollo de nuestro país, como son los temas de género y comercio, cooperación en ciencia, tecnología e innovación, desarrollo sustentable, entre otros.
En su dimensión interna, este Acuerdo nos permitirá encaminar de una mejor manera las reformas que el país requiere para terminar con las profundas desigualdades que nos afectan y lograr mejores niveles de equidad en las áreas de la salud, seguridad social (pensiones) y una mejor implementación de políticas públicas que apunten a una justa distribución del ingreso.
Mientras que, en el ámbito de externo, la firma de este Acuerdo con la UE nos permitirá renovar nuestro compromiso con el multilateralismo, visibilizar a Chile, y proyectar la imagen de un país comprometido con las reformas que nos devolverán la estabilidad política, social y el desarrollo económico.
Su firma será, además, una potente señal para las inversiones, considerando que la Unión Europea es el primer inversor extranjero en Chile y nuestro tercer socio comercial.
Chile tiene una oportunidad única en la región, para cerrar las negociaciones en septiembre y firmar este Acuerdo con la Unión Europea bajo el liderazgo de la Canciller Angela Merkel.
Será una señal de compromiso por parte del bloque comunitario para con América Latina y el Caribe, donde Chile será el primer país en concretar la modernización de esta alianza robusta y sólida con Europa, que se convertirá un punto de inflexión para nuestra recuperación económica durante la pos pandemia, pues el mañana es ahora.
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