Agentes de cambio

Recurrentes son las noticias donde se anuncia el aumento de la delincuencia, violenta e imparable. El Gobierno destaca esta preocupación con acciones reactivas, como mayor dotación de Carabineros y control de armas, entre otras.

Ante este escenario, son dos los planteamientos que hay que aplicar con objetividad y urgencia: el primero es la contención del delito haciendo valer el estado de Derecho en todas sus formas. Debido al extremo de inseguridad al que hemos llegado, hoy hay que ceder -con las negativas consecuencias- a la represión y a medidas cortoplacistas, ya que hemos descuidado lo que debimos iniciar hace rato.

El segundo, y sí que es definitivo en el tiempo y que al parecer no se ha sabido o no se ha querido aplicar como políticas de Estado, es la prevención de los sectores más vulnerables, en particular, en los bolsones sociales, empoderando y creando así agentes de cambios. La niñez en el centro de la preocupación social, seguida por su familia -cualquiera sea su forma-, la comunidad, el acceso a redes de apoyo municipales y la educación es el camino. Como consecuencia, tendremos un país de personas con identidad, sentido de vivir, valores, esperanza, visibilidad, vínculos, responsabilidades, liderazgos, etc.

En lugar de seguir gastando cerca del 80% de los recursos en la reacción ante la delincuencia, debemos orientar los mismos en las estrategias plateadas en el párrafo anterior. No veo otra manera de proyectarnos como sociedad de forma segura sin que nos ahogue ni nos mate la violencia, el odio y la venganza. Si no se parte hoy, no habrá nada que hacer mañana.

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