Enel: ¿Alzas de un mal servicio?

Coescrita con Diego Duarte, Ingeniero en Comercio Internacional U. de Chile.

En diversos lugares del país, y en el caso de Santiago en las periferias de la región, pobladores interrumpen el tránsito en sectores que aún están sin suministro eléctrico, con el objetivo de llamar la atención de las autoridades pero por sobre todo reflejar la indignación por lo que están afrontando: más de una semana sin luz.

El pasado 1 de agosto, una tormenta con ráfagas de viento de más de 100 km/h dejó a más de 425 mil clientes sin electricidad en todo Chile. Los apagones y problemas de suministro eléctrico en la Región Metropolitana se han prolongado por más de 7 días, y hasta la fecha, la empresa ENEL ha sido incapaz de proporcionar la información y las soluciones necesarias respecto al suministro eléctrico. La indignación de las familias aumenta al enterarse por televisión de que, si las personas no denuncian la falta de suministro, ENEL no tiene cómo detectar estas zonas y comenzar los trabajos de reposición del servicio.

Las consecuencias que sufren las familias son incalculables, especialmente en un escenario marcado por las alzas previstas en las cuentas de electricidad para el segundo semestre de este año. La situación es aún más complicada para aquellos con familiares electrodependientes o que requieren congelar medicamentos. En un país donde se entrega poco apoyo a las labores de cuidado, esta falta de suministro se convierte en una catástrofe para estas familias.

La falta de electricidad también afecta a los emprendedores; la falta de refrigeración provoca la pérdida de mercancía, golpeando directamente los bolsillos de miles de familias. Las pymes, siendo el principal motor de la economía y un salvavidas para muchas familias, se ven amenazadas por la pérdida de productos que requieren refrigeración, lo que puede significar la muerte de estos negocios.

Esto se mezcla con un escenario en torno al fin del congelamiento de las tarifas, el cual se traduce en un reajuste tarifario cercano al 50% respecto al precio actual, afectando a las familias que ya viven en condiciones precarias debido al hacinamiento y el sobreconsumo de sus hogares. A pesar del congelamiento ENEL acumuló ganancias de 505 mil millones el año pasado, entonces por qué las familias deben responder a un congelamiento tarifario que ellos no decidieron y en las condiciones que se ha dado el servicio con las últimas inclemencias climáticas.

El negocio de una empresa no puede estar por encima de las necesidades de las familias de nuestro país. El gobierno tiene una responsabilidad en esto y debe asumir que la entrada en vigencia de la Ley de Estabilización de Tarifas Eléctricas llega en la peor época del año, cuando las familias tienen un mayor consumo eléctrico y la respuesta del gobierno a través del subsidio eléctrico no es una solución efectiva; solo un tercio del 40% más pobre del Registro Social de Hogares será beneficiario del subsidio eléctrico.

Es fundamental abordar este problema de manera integral, buscando soluciones que incluyan mayor inversión en infraestructura, tecnologías de detección de fallas y mecanismos para una recuperación más rápida del servicio. Nuestras familias no pueden depender de la irresponsabilidad de las empresas que no realizan mantención adecuada y que nos afectan con cortes extensos en cada lluvia.

Debemos exigir a las empresas privadas que respondan a las familias afectadas y también debemos exigir al gobierno que tome medidas, como multas o la revisión de la concesión a ENEL. Es el momento de cuestionar si sigue siendo una buena estrategia que nuestro suministro eléctrico esté bajo la supervisión de particulares.

 

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