Tras 29 años, volvemos a recordar a las 85 víctimas asesinadas en Buenos Aires en un devastador atentado terrorista, que también dejó cientos de heridos y que, décadas más tarde, cobraría su víctima número 86: el fiscal Alberto Nisman.
Conmemoramos este día para mantener viva la memoria y honrar a las víctimas y sus familias, pero también, para recordar que el terrorismo es un peligro latente, que nos obliga a abrir los ojos y tomar medidas preventivas.
El atentado a la AMIA fue perpetrado no solo en contra de la comunidad judía, sino que también en contra de la sociedad argentina en su conjunto. El ataque afectó a cientos de no judíos, demostrando que el terrorismo no distingue credo, raza, edad o nacionalidad. Cabe recordar especialmente a dos víctimas fatales relacionadas con nuestro país: Carlos Avendaño Bobadilla, quien se desempeñaba como electricista en la AMIA; y Susy Wolynski, esposa del rabino Ángel Kreiman, quien vivió en Chile durante 20 años y realizó una encomiable labor de beneficencia.
Este hecho dejó una marca indeleble en Argentina: una marca de vulnerabilidad y de temor, pues se trató del segundo atentado de este tipo en ese país, luego del perpetrado en contra de la embajada de Israel 2 años antes.
Entonces, es inevitable hablar del terrorismo como amenaza global, incluyendo Latinoamérica. Este fue un hito, un hecho que marcó el inicio del terrorismo islámico en América Latina de la mano de Hezbolá. Fue el mayor atentado de la historia argentina y el mayor ataque contra objetivos judíos ubicados fuera de Israel desde la Segunda Guerra Mundial. El fiscal Nisman acusó formalmente a Irán de estar detrás del atentado y a Hezbolá de ejecutarlo. Pidió la captura de los responsables, pero Irán sigue protegiéndolos.
Hoy en día vemos como los ataques terroristas se han extendido a todo el mundo, con acuchillamientos, atropellamientos, bombas y ataques armados. Y no es exagerado hablar de la presencia de terrorismo islámico en Latinoamérica. Luis Almagro, director de la Organización de Estados Americanos, alertó en 2016 de que un número indeterminado de jóvenes latinoamericanos había sido captado por el Estado Islámico a través de redes sociales para viajar a Siria. Almagro expresaba entonces su temor a que pudieran producirse ataques en cualquier momento en la región.
De hecho, de cara a los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro 2016, Brasil reforzó los controles fronterizos frente a una eventual amenaza terrorista, reconociendo el problema en la triple frontera, con Argentina y Paraguay. Se trata de una zona en que Interpol y numerosas fuerzas de seguridad reconocen la presencia de agentes ligados a Hezbolá, y que, según Paulo Botta, del Centro de Estudios del Medio Oriente Contemporáneo, desde fines de los años 80 realizan actividades de contrabando, tráfico de drogas y armas, lavado de dinero y falsificación de documentos de viaje. Solo debemos recordar el grave incidente del avión venezolano que aterrizó en Ezeiza (Argentina), con vínculos a grupos terroristas y la República Islámica de Irán, en 2022. Hecho que se extendió también a Chile.
Alejandro Salas Maturana, investigador Ciee-Anepe, dice que también existirían indicios de la presencia de Hezbolá en el puerto de Iquique en Chile, y una comprobada actividad de Irán en Venezuela que nos amenaza. Las palabras del director del Centro de Estudios Islámicos Al-Qurtubi de Bogotá no son más alentadoras: "América Latina podría sufrir los mismos ataques que otros países".
El terrorismo, que tiene como objetivo sembrar el miedo y desestabilizar sociedades, nos ronda, está presente, aun cuando no lo veamos. En este escenario, lo peor es cerrar los ojos. Los gobiernos deben estar atentos y vigilantes ante la presencia del terrorismo en sus territorios, y para ello es fundamental aceptar que este es un fenómeno instalado en la región y que necesitamos enfrentarlo con cooperación internacional. En esa línea, cabe recordar la participación de Chile en la Segunda Conferencia Ministerial Hemisférica de Lucha contra el Terrorismo en Buenos Aires, cuya declaración final decía: "Ratificamos nuestro rechazo al terrorismo en todas sus formas, a la vez que mantenemos nuestro compromiso para reforzar la cooperación entre nuestros países para enfrentar efectivamente este flagelo y ayudar a construir un futuro de paz para todos".
En este aniversario de la AMIA, recordamos las palabras de su expresidente Ariel Eichbaum, con motivo del "Día internacional para honrar a las víctimas de terrorismo", instaurado por la ONU, quien dijo que se debe exigir a los gobiernos que refuercen las medidas de control y prevención para que no tengamos que lamentar más crímenes de odio.
Recordar a las víctimas es necesario para honrarlas, exigir justicia es imprescindible para no claudicar ante el mal, y concientizar sobre la amenaza del terrorismo es imperativo para alertar a los países de la región, proteger a nuestras sociedades y prevenir nuevas tragedias de este tipo.
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