Son proyectos diversos

El Presidente en ejercicio, Gabriel Boric, se reunió con el Presidente electo, J.A. Kast, el lunes recién pasado, para entregar a Chile y a la comunidad internacional un mensaje simbólicamente importante: que la gobernabilidad del país no está en juego y que el traspaso del poder, el próximo 11 de marzo, se realizará en un escenario de estabilidad institucional. Es una buena señal, porque no han faltado los maledicentes que predican que el país "se cae a pedazos" u otras predicciones catastrofistas, vaticinios que -por lo demás- fueron eje mediático de la campaña electoral del propio Presidente electo.

Esta reunión significa que la nación chilena continuará avanzando por los cauces institucionales instalados y paulatinamente reformados desde el retorno de la democracia, es decir, desde 1990 en adelante, de acuerdo a la correlación de fuerzas que hubo en cada uno de los mandatos presidenciales, así como, de los pactos y entendimientos logrados por los bloques y/o alianzas políticas que sustentaron la marcha del país en las últimas décadas.

Sin embargo, Boric y Kast representan proyectos políticos diversos. Esto hace aún más significativa dicha reunión y su presentación conjunta ante el país. Son líderes políticos cuyas candidaturas superaron a los bloques políticos existentes, Boric el 2021, Kast ahora el 2025, y llegaron al gobierno cambiando el escenario nacional, pero debiendo aceptar que las fuerzas históricas, como el PS y varias más, se han mantenido como formaciones protagonistas del devenir social y político.

También su reunión es importante por los duros ataques que se prodigaron, algunos muy insolentes y ofensivos en contra de Boric, pero el Presidente ha mostrado una gran templanza y altura de miras que ahora hace posible que la retórica estridente sea reemplazada por apretones de manos que indican que "la sangre no llegará al río" y que el régimen democrático, con todas sus imperfecciones, es capaz de asegurar un escenario político institucional que, en el mundo de hoy, es infinitamente mejor que las confrontaciones que destruyen naciones y miles de vidas humanas de manera enteramente irracional.

Todo ello no modifica el tema de fondo: que son proyectos diversos. La gestión de Boric logró la reforma de las pensiones, promulgó el copago cero, tramitó y materializó la reforma de las 40 horas, elevo el salario mínimo, estabilizó la economía y bregó porque esas decisiones fueran parte de una visión de país que apuntaba a relaciones sociales justas e igualitarias.

Por el contrario, Kast es la visión antagónica, sustenta el criterio preferido de las clases dominantes y los individuos poderosos: que el mercado resuelva los grandes dilemas. Así lo ha dicho y defendido para ganar el apoyo de los beneficiados con esa mirada, aunque escondiera esas afirmaciones por su impopularidad en la segunda vuelta, de las elecciones presidenciales para derrotar a Jeannette Jara.

Ahora bien, Kast apenas elegido, perdiendo la compostura, partió hacia Argentina en un gesto de euforia irrefrenable a reunirse con el líder ultra neoliberal que ha impuesto una política que derrumba y pisotea las conquistas sociales de la clase trabajadora, los jubilados y los sectores medios de la población, en beneficio de los grupos financieros que abultan sus ganancias con la especulación y la corrupción.

El desafortunado triunfalismo de la reunión fue exhibido en la foto ante la motosierra del mandamás argentino que simboliza el recorte de los derechos, conquistas y libertades alcanzadas por las clases populares que ahora se ven cercenadas por la "motosierra".

Por eso, como son dos concepciones de gobierno enteramente diferentes, las fuerzas políticas de izquierda y centroizquierda, unitariamente, han avanzado una orientación esencial: ejercer una firme actitud de defensa de las personas y los grupos sociales que puedan ser afectados por los probables intentos de quebrantar sus derechos y conquistas sociales. Una oposición lúcida, capaz de actuar con amplitud y evitar el sectarismo y el auto aislamiento en los próximos meses.

Esa disposición se reflejó en las palabras de Jeannette Jara al reconocer el resultado adverso, confirmando que para retomar en el próximo periodo, el apoyo mayoritario del pueblo se requiere una conducta política en que nítidamente Chile está primero.

El impacto de un resultado desfavorable afecta a muchos adherentes que ven postergadas las expectativas que se habían formado. Pero, la derrota es siempre breve y una lucha de más de un siglo en que se formó el movimiento obrero y popular no se perderá en estas circunstancias adversas. Hay que saber resistir y mantener la unidad que multiplica las fuerzas democráticas de izquierda que han sostenido y sostendrán el edificio institucional de la democracia chilena.

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