Independiente de la simpatía o no que se le puede tener al Presidente Evo Morales, es imposible desconocerle su habilidad para lograr que hablemos sobre el país altiplánico. Su estrategia comunicacional es efectiva, ha logrado que Bolivia por distintas razones esté en el centro de la atención internacional.
Con pocos recursos, pero al parecer muy bien orientado, logra que la comunidad internacional le tenga simpatía a su causa.
Primero la presentación de la demanda por la salida al mar en la Haya; las innumerables conferencias de prensa a corresponsales internacionales para difundir su posición en el tema mediterráneo; ahora el río Silala donde lo vimos jugar con el agua del caudal, a más de 4 mil metros de altura, que por cierto deja una vez más a Chile como un país opresor.
El Presidente boliviano paseando por el mundo y explicando su causa mediterránea, ha conseguido la adhesión de variados líderes políticos. Si bien puede que no tenga a su favor los argumentos técnicos-históricos como sostiene nuestra cancillería, su estrategia de presentarse como David frente a Goliat le da resultados.
Está claro que Morales sabe que el éxito de su demanda depende de la simpatía que le tenga la comunidad internacional, y si bien Bolivia es un país pequeño, ha logrado posicionarse en el imaginario de la elite política no sólo de nuestro continente sino también en el mundial.
El Presidente Evo Morales ha logrado crear un contexto comunicacional que ya no tiene que ver sólo con la demanda de soberanía marítima, sino con instalar con ejemplos en la comunidad internacional, que Chile desde la guerra del Pacífico viene pasando a llevar los derechos de su pueblo, es decir que somos los matones del barrio que abusamos del más pequeño.
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