Quiero compartir mi llanto a los 21 años de la partida de un hombre bueno y santo, Cardenal Raúl Silva Henríquez

Eran las 13:45 hrs. de ese jueves 9 de abril de 1999 cuando yo me encontraba arrodillado y llorando junto a él.  

Las lágrimas no dejaron de acompañarme en mi oración ante ese altar en que el señor Cardenal había orado todos los días durante más de cuatro años, como tampoco han dejado de acompañarme ahora cuando escribo estas vivencias.

Sé que estas lágrimas son propias de mi egoísmo. Lloro porque no lo tendré más cerca de mí.

Lloro porque necesito aún de su presencia aunque sea en el silencio.

Lloro porque este amigo que me abrió su corazón de par en par ya no estará junto a mi. Siempre su palabra santa y sabia me dio paz y me acercó a Jesús.

Lloro porque mi amigo que tantas veces estuvo conmigo, ya no estará más para reconfortarme , para compartir la mesa con mi familia o, las golosinas con mis hijos y nietos, a los que tanto quiso.

Yo sé que él está junto al Señor y que seguirá guiándome desde el cielo. Sin embargo, y a pesar de ello, lloro por no tenerlo, lloro porque se ha ido. Mis lágrimas no son por él, que está gozando la dicha inmensa de estar junto al gran amor de su vida.

Lloro por mí, lloro por mi orfandad.

Hoy pienso cómo estaría el, junto a su pueblo amado intentando mitigar sus dolores y sufrimientos, poniendo todo su poder para ayudarlos. Lo hizo durante toda su vida con generosidad y liderazgo, dando gracias al Señor por el dolor, pero luchando con todas sus fuerzas para erradicarlo.  

Nos decía, “si logro mitigar, aunque sea una sola lágrima, vuestro pastor se sentirá feliz”. Gracias Señor por el pastor que nos regalaste, y a ti, don Raúl, toda nuestra gratitud por todo lo que hiciste por Chile y su pueblo.  

Desde Facebook:

Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado