Día de la Dignidad Nacional y la Solidaridad

Hoy recordamos el 11 de julio de 1971 como una fecha de gran significación para la historia de Chile. Hace 41 años, por unanimidad los sectores políticos representados en el Congreso Nacional aprobaron la reforma constitucional que posibilitó que el Presidente Salvador Allende promulgara la Nacionalización del Cobre.

Fue clave que todos los sectores políticos entendieran esta decisión como un ejercicio de soberanía plena, coherente con el derecho nacional e internacional. También la comprensión de que si los recursos provenientes de la explotación del cobre quedaban en Chile, permitirían beneficiar y estimular el crecimiento económico y nuestro desarrollo social.

El país entero coincidió en la necesidad absoluta de priorizar el interés nacional por sobre intereses privados extranjeros, y esta fue una convicción producto de una toma de conciencia gradual, que fue impulsada desde 1952 por el entonces senador Allende.

La defensa y recuperación del cobre ha estado íntimamente ligada a la historia política y social de nuestro país, y como lo declaró el Presidente Allende: “Chile va a nacionalizar el cobre en virtud de un acto soberano, acto soberano que inclusive está consagrado en la Declaración de las Naciones Unidas, que establece que los países tienen derecho a nacionalizar sus riquezas esenciales”.

Tal como lo dijo ese día de 1971: “Esta batalla ha sido larga, pero hay que destacar que la conciencia del pueblo ha permitido que hoy día en Chile la inmensa mayoría sientan este día como propio”.

Hoy nadie podría discutir razonablemente, los beneficios que nos ha traído esta declaración de principios y ejercicio de soberanía expresada en la Nacionalización del Cobre.

La cuprífera estatal ha sido un aporte fundamental para el desarrollo de Chile, y sólo desde el año 2000 a la fecha ha entregado al país más de US$ 50.000 millones, produciendo un 30% de la extracción del cobre.En el mismo periodo, el impuesto pagado por las grandes mineras privadas fue de US$ 19.380 millones -menos de la mitad de lo que ha contribuido Codelco- siendo éstas las responsables del 70% de la extracción de cobre en el país.

Chile produce actualmente el 36% del cobre que se consume en el mundo, y como hemos visto, ello genera ingresos cuantiosos. Lamentablemente tales ingresos quedan hoy día mayoritariamente en manos de las empresas privadas, particularmente de empresas transnacionales.

Durante el 2010 logramos aumentar el cobro del Impuesto Específico a la minería propuesto por el gobierno del presidente Piñera, que en la práctica mantenía los privilegios para las grandes compañías, con tasas de impuesto específico incluso más bajas que las vigentes, pero claramente ello no es suficiente.

Mantenemos firme nuestra convicción que el Cobre es de todos los chilenos y como tal las ganancias de su explotación deben quedar en nuestro país. Estos ingresos deben favorecer el desarrollo de políticas sociales, permitiendo un crecimiento económico sostenible, que financie la deuda social que este modelo mantiene con amplios sectores de la sociedad chilena.

Reiteramos hoy nuestra propuesta de un Royalty que exige un cobro del 10% a las ventas sobre los recursos naturales que nos pertenecen a todos los chilenos y las chilenas. De ello, un 2% debiesen quedar en nuestras regiones mineras. ¿No es de toda justicia que nuestra riqueza minera financie educación, salud y vivienda digna y de calidad para todos?

En este 41º aniversario de la nacionalización de Cobre, quiero hacer un llamado a todos los sectores políticos, empresariales, trabajadores, chilenos y chilenas, es momento de asumir con responsabilidad la oportunidad histórica que tenemos. No podemos dejar de escuchar a la ciudadanía que demanda más Estado.

Hoy las empresas extranjeras obtienen utilidades anuales que superan los 10 mil millones de dólares, y entre los años 2001 y 2010 obtuvieron de utilidades, después de impuestos, US$ 83.500 millones.

Chile no debe continuar con las concesiones mineras en los términos que lo ha hecho hasta hoy, porque pierde importantes recursos que pueden estar orientados al desarrollo sustentable y equitativo.

Por esta vía se pueden resolver las enormes desigualdades sociales existentes, mejorar nuestro capital humano y favorecer la innovación necesaria para continuar creciendo, perfeccionar nuestros niveles de competitividad en el mercado mundial, e invertir en el desarrollo de las Energías Renovables.

Es hora que trabajemos por un gran acuerdo país, con una amplia discusión, incorporando a todos los actores y sectores en torno a la participación activa del Estado en la explotación de nuestros recursos minerales y recuperar el Cobre para Chile. Este acuerdo debe estar basado en la incorporación del Estado en todas las nuevas actividades extractivas mineras.

Salvador Allende tuvo una visión estratégica al generar conciencia, e impulsando desde su gobierno la Nacionalización del Cobre. Hoy deberíamos recuperar esa mirada común respecto a la defensa de nuestras materias primas, lo que beneficiaría a nuestro país y particularmente el futuro de las próximas generaciones. Esta iniciativa era parte de un proyecto país que pretendía una sociedad más próspera, más participativa, más equitativa y solidaria.

Quiero compartir una última reflexión que nos entregara el Presidente Allende en 1971, y que hoy está plenamente vigente, pensando justamente en lo que tenemos que enfrentar para este nuevo siglo que estamos iniciando: “Lo que se haga en el cobre dependerá de nosotros, de nuestra capacidad, de nuestro esfuerzo, de nuestra entrega sacrificada a hacer que el cobre se siembre en Chile para el progreso de la patria”.

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